Las ganas de tantas cosas pasan por al lado. Es globo de helio, es nube condensada, es momento de nada.
Ahora se acopla, está en el aire y en las ganas de compartirlo. Se mezcla con edificios y con anécdotas. El perfume de tantos otros ya no está más en el colectivo de la mañana.
Por que el condicional no sirve para cerrar los cuentos. Lo increíble de la última línea: decidirse. El salto al vacío se da con un solo impulso. Es calle de Venecia cortada.
No se ata, no quiere atarse. Es todo ya, mañana. ¿Es ahora o nunca? Me pregunto. No me responde. No sé cuándo, pero igual perdí el reloj hace tiempo. Pongámosle color para diferenciarlo, un momento. Que se enteren o no da igual, pienso. Después nos reímos un rato con la mancha de café y con el humo las figuras pierden los bordes. En terreno de sábanas pasa a la inversa. Por todos los equilibristas que se caen, este brindis va por ellos. Rescate al náufrago en el vaso que nunca encendió la bengala. Los reacios de nunca, siguen muriendo por flores en primavera. Y sin embargo las flores no sobreviven el invierno. Jardín de infantes mentiroso, reza por nuestras almas y nos devuelven. Bien por mí, esta vez lo estoy alcanzando. Todo suma, algunas cosas compensan. Parar ahora no tendría sentido. Mirá a Laura sino. Planes entrecruzados, líneas cortadas y diarios vacíos. “Hoy no hice nada” profana, lanzás insultos al sillón por ponerse ahí y estarse tan cómodo en el living. "Puf! cosas inertes!" pienso cuando te veo. Si querés lo hacemos, hoy igual no tenía muchas ganas. No, no, no es por víctima; tampoco por mártir. Es sólo que a veces quiero sonrisas.
jueves, 3 de marzo de 2011
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