domingo, 28 de marzo de 2010

Tras un ciclo de recurrentes cagadas debería venir un descanso. Así como cuando las cosas están muy calmas creemos que ya va a llegar la tormenta. Como las veces que pensamos que las cosas no pueden ir más en barranca, osea, ¿de qué barranca estamos hablando? más bajo que esto no se puede llegar..pero no, sí! siempre hay un más bajo, siempre hay un fondo que no tocamos todavía, siempre hay un nivel intermedio entre el ahora y la total bajeza. Nos gusta mentirnos y creer que la próxima vez va a ser distinto, que vamos a cambiar. Pero no, en nuestra naturaleza no está el cambio per se. En nuestra naturaleza está la adaptación y punto.

lunes, 8 de marzo de 2010

Y en la esquina de tu casa con "nunca más nos vimos" cerré la boca por primera vez en mucho tiempo y me dispuse a temblar. No entendía muy bien si de frío, de miedo, de angustia. Sabiendo que las cosas no iban a ser como antes y siendo conciente de que me iba a tener que ajustar a los nuevos cambios. No fue lo más inteligente que había hecho en años esa movida pero sí, deifnitivamente, lo más sincera y directa que pude serlo en mucho tiempo. Con el viento a favor decidí alzar velas y franquear nuevos lugares.

Chills

Quiero no tener que estar caminando sobre cristal.
Quiero relajar un poco.
Quiero dejar de sentir mi peso en plumas.
Quiero ser indolente.
Quiero que no se me corte la respiración.
Quiero decírtelo de frente y sin tapujos.
Quiero dejar de escribir sobre lo mismo todas las noches.
Quiero dejar de pensar en lo mismo todo el día.
Quiero que me vuelva el alma al cuerpo cada vez que me nombrás.
Quiero que cuando te mencionen no tener que necesariamente sonrojarme.
Quiero no mirar a un lado cuando me mirás.
Quiero que pienses en mí.
Quiero que me veas como una posibilidad.
Quiero volver a amoldarme.
Quiero que me halagues con otros ojos.
Quiero que me hables de otras forma.
Quiero que me llames con otras ganas.
Quiero que me lleves de otra manera.
Quiero que dejes de ser tan cordial.
Necesito que me elijas.

Eve

Cuando ya todas las palabras están dichas y las miradas implícitas saben de qué se trata. Si algún día cruzo la calle y no me agarro de vos. El momento en el que deje de aferrarme a los recuerdos como si un huracán de nuevas historias estuviera a punto de arrasar nuestro pueblo. En ese lugar donde las cosa ya no se dan como se daban antes. Cuando sienta que te estoy dejando poco a poco. Si veo pasar a alguien y me preguntan por vos. Atender el teléfono y no responder a tu nombre. No moverme en los mismos círculos. El momento en el que el sólo hecho de verte no me cause repulsión. Volver a jugar con fuego como antes. Hacer que de la nada, de tu no presencia se cree un vacío. Abrirme un poco del paso. Lograr que los escalofríos en la espalda cesen. Evitar comentar sobre anécdotas en común, creyendo que si no las digo en voz alta no fueron graciosas o siquiera existieron. Que del estado de total pasividad retome las actividades diarias. No caer en ese lugar fácil de que la gente cambia. Intentar ver lo bueno que tenías. Cuando logre quemar todas tus cosas para no tener que, después, llorar las cenizas. Pensar que alguna vez, si leés todo esto y lo entendés, no nos arrepintamos de cómo se fueron diendo las cosas. Caer en la cuenta de que en realidad nunca fuimos amigas.
Es ponerle todas las fichas a la creencia que sin vos voy a estar mejor. En un futuro no muy lejano, en un par de días o algo así.

domingo, 7 de marzo de 2010

der Krieg ist in unseren Köpfen

Las críticas son más fáciles de la boca para afuera. Tratar de solucionar los problemas de los otros es una manera de negarse a uno mismo los propios. Obsersionarse con detalles es perder el panorama y con eso, la mayoría de las veces, la línea. Quedarse en la duda no es sólo no saber elegir, sino no querer elegir. Poner la mejor cara y no hablar las cosas no es más que escaparle a las trabas. Creer que estamos solucionando problemas de base es la primer pista que nos estamos yendo por las ramas para no hacerlo. Elegir una y otra vez las mismas cosas, el mismo patrón, las mismas relaciones es de caballo de carreras. Es querer darse siempre con la misma pared. Es necesitar darse con la misma pared la cantidad de veces hasta que nos despertemos. Algunas veces de un salto otras de una siesta larga. No pedir ayuda. Esperar sentado que las cosas cambien. Creer que cualquier otro tiempo fue mejor. Convencerse de que no hay nada mejor que otra vida.
Es tomar cosas prestadas sabiendo que no se van a devolver. Es tratar de avanzar y dejar una pierna anclada. Es poner excusas baratas para evitar cambios importantes. Es mentir alevosamente. Es esconder los sentimientos. Mostrarse levantado pero sintiendo el peso muerto. Parecer contento y tener un aluvión de tristezas acumulándose. Es estar con alguien y sentirte completamente solo.
Por mucho que la busquemos afuera, la peor de las guerras siempre está en nuestras cabezas.

miércoles, 3 de marzo de 2010

insomnia

Las palabras a la noche me buscan furtivas, irascibles hasta cansarme no paran. Mi mejor yo trata de decírtelo de la mejor maner: busca momentos y encuentra espacios. En blanco, obviamente. Porque por mucho que lo intente, el factor sorpresa siempre está rondando. Imagino qué tal sería de esta manera, de un trago como el ron. Bueno en teoría, pero llevado a la práctica sería un fiasco.¿Y de esta otra? Bueno, si tuviera esas pelotas probablmente no estaría teorizando cómo voy a hacer ahora que todo está jugado. Pero así como las palabras me buscan, me encuentra antes el medio y me paraliza. ¿Qué tal si las cosas no son como yo las veo? Que por mucho que me simpatice la idea es una idea y nada más. Llevada a cabo me inquieta y me deja sin aliento tu posible reacción. No tengo idea qué podrías contestar. Nunca te vi en esa situación y me entra el pánico. Pero mientras más lo analizo, más me convenzo de que ese pánico entra, sale y vive dentro de mí. No es tu respuesta, no es tu reacción, no es lo que puedas llegar a pensar o lo que puedan llegar a decir. No lo digo por nada, pero lo pienso todo el tiempo. Es como que no quiero escuchar tu respuesta porque desde ese momento en más ya no seríamos los mismos. De una manera u otra las cosas se pondrían rocosas. Tendríamos que trabajar demasiado. Y en éste lugar hoy, o ayer en realidad, me sentía cómoda.

sin faltas, no corrijo.

Cuando escribo si no lo hago letra por letra siento que no estoy siendo honesta. Me siento incómoda, sucia, casi infiel. Como caminando con zapatos dos talles más chicos. Siento como se me ahoga el raciocinio en un vaso de agua y se nubla la visión cual pantano. No siento las palabras escribiéndose y me molesta. Más que me molesta: me perturba. Porque tengo una relación dinámica, viva, que respira y casi simbiótica con la lapicera. Si no lo escribo, no existió. Ya pasamos del campo "si no lo digo, no existió". No sabría ubicarlo en un nivel, no sabría decir si es mejor o peor; pero ciertamente son distintas esas premisas. Es una buena coartada de cualquier manera. No es mentir, es omitir. ¡Vos no me preguntaste si pasó e x a c t a m e n t e eso! ¡Y bueno, la próxima tendrás que ser más claro! Pero sí, me pasa esto constantemente. De empezar a escribir algo y terminar hablando de otra cosa completamente diferente. Las ideas más diametralmente distintas se fusionan en un magma de palabras. Ahí es cuando las ideas empiezan a conocerse, se hablan diplomáticamente, difieren en un par de cosas y se van a las manos. Ahí es cuando se complementan, atomizan y se declaran la guerra. Todo en el mismo espacio y en el mismo tiempo. En el mismo volcán y en el mismo segundo.
Calientes como ellas solas, esperando a ebullir a la superficie en cualquier momento y dejar de compartir lugar con todas esas otras que se van a quedar indefinidamente adentro. Porque las otras son aburridas: no saben bailar, no ríen, no se pueden mezclar con otras. Saben que son mejores y no lo dicen en voz alta porque les saldría peyorativo y querdarían como las más soberbias del montón. Pero entre sílaba y sílaba saben que van a ser las primeras en salir porque sienten el calor emergente. Sienten cómo se van llenando de odio con experiencias y de alegría por salir a la superficie. Los monosílabos tienen un pasaje directo al cielo comprado, cuentan con otra suerte. Están contentos y traquilos, sabiendo que falta poco. Y que en el instante menos esperado..¡Zas!-un monosílabo al rescate-
Saben que no las dejaría porque es algo que me surge. Y si bien es repetitivo, es halagador, el proceso de erupción volcánica con el que tengo poco o nada que ver. Es halagador y muy estético poder admirar su autosuficiencia. Eligen y hacen su recorrido solas, mientras yo miro a la pared o contesto el teléfono; ellas están entrando en erupción sin que me de cuenta. Salen, fluyen y me dejan consecuencias
terribles, pero estoy calma porque ya sé que lo peor pasó. Y me acuesto sobre ellas y las sueño un poquito. Me levanto aturdida y las vuelvo a escribir. Durante el café de la mañana dejo un par en la cuchara de azúcar y vuelvo a lo mío sólo por un par de horas mentirosas. En realidad no las dejo tampoco, hago tiempo que es distinto.
No hace falta concentración, sólo el empujón de la última palabra con sus raudas ganas de salir y es un efecto dominó para arriba. Nada de prolijo tiene todo esto, mucho menos de sincronizado o peor aún..organizado. Nada de rima en los versos pares. Nada de simetría excepto la montaña del volcán. Cuestión que las rocas calientes se van apoderando de mí y ahí es cuando la tensión entra en juego. ¡Porque mi mano no puede seguir así de rápido a las palabras! Y se tensiona y la pasa mal. Después le duele un poco pero sabe que al fin y al cabo es una ayuda a largo plazo para sí misma. Asi que se auto da una palmadita de felicitaciones. Se hace sonar los nudillos y la muñeca y sólo espera que mañana no erupcione el volcán justo después de hacerse las uñas.
A la vez que es un volcán, es un montón de cosas. Es un espectante lienzo en blanco, esperando por su espectador. Es lo genial de poder cambiar de personajes, de momentos, de historias, alienarlas, cambiar de voz y que pareciese que no son mías. O hacer mías las que originalmente no fueron. No poder percibir bien cuándo se desdobla la realidad, se desdibuja tu contorno y con eso mi silueta. Es adrenalina en un grito. Es mirar para atrás, es combinar colores, es articular fracciones, es hacer malabares, es preparar cosas nuevas, es sentir y expresarlo. Es..por mucho que lo describa todo eso que no se puede ilustrar.

peces

Como los peces, se miran, se ahogan y vuelven a sus peceras..nadan, de acá para allá todo el tiempo y de vez en cuando cambian el sentido. De sus días no hacen mucho, de hecho..nadan. Correr libres y sin preocupaciones en un campo. No estar atado a responsabilidades, tampoco saber muy bien de qué se tratan. Hacerse un tiempo y respirar el aire de montaña y hacer con él los pulmones. Dar por sentado que nuestra huella no va a quedar para siempre. Temerle sólo a los que nos persiguen, a nuestros enemigos de sistema. Tomar los días uno por uno, tirarse en la grama y rodar. Rodar cuesta abajo, rodar cuesta arriba. Nadar en las profundidades y salir a respirar a la superficie. Divertirse con lo poco y mucho que ofrece todo. Quedarse en un momento estático del tiempo, sin tener nada mejor para hacer.

martes, 2 de marzo de 2010

repetición

Aunque se diga lo contrario muchas veces dos no es compañía. Muchas veces dos es estar más solo que nunca, gritar agonizando y que nadie te venga a rescatar. Muchas veces dos es el más duro de los abandonos, es creer una fantasía; es justificar un mito. Muchas veces dos es desesperarse por decir algo y no poder verbalizarlo. Muchas veces dos no significa nada. Muchas veces dos es leer cosas donde no están. Muchas veces dos es errarle por cuatro. Muchas veces dos es no saber muy bien para dónde ir o cómo se llegó a eso. Muchas veces dos es una somnífera imagen repitiéndose todos los días. Muchas veces dos es esperar a algo que sabemos que no va a venir. Muchas veces dos es creer en el cambio que no veremos. Muchas veces dos es asfixia. Muchas veces dos es despositar una fe ciega en algo que no lo merece. Muchas veces dos es falta de agua. Muchas veces dos es por convención y aburrido. Muchas veces dos es intentar cambiar cosas. Muchas veces dos es estar acostado y no querer pararse. Muchas veces dos es estar sentado y querer salir corriendo. Muchas veces dos es retractarnos en lo que dijimos. Muchas veces dos es no haber dicho lo que queríamos decir. Muchas veces dos es quedarse sin palabras. Muchas veces dos es usar mal las palabras. uchas veces dos es un nosotros pobremente logrado. Muchas veces dos es una planta a medio camino. Muchas veces dos es una conversación interminable. Muchas veces dos es silencioso. Muchas veces dos son peleas no sentidas. Muchas veces dos es asimilar culpas. Muchas veces dos es el resentimiento irracional. Muhcas veces dos escapa la lógica cartesiana. Muchas veces dos come varias veces por día. Muchas veces dos es creer estar preparado para algo mejor. Muchas veces dos son charlas eternas que no van a llegar a ningún lado. Muchas veces dos es encontrarse con sorpresas en el camino. Muchas veces dos es realmente no conocer demasiado a alguien. Muchas veces dos es asumir responsabilidades que no nos pertenecen. Muchas veces dos es rebajarse a niveles nunca antes explorados. Muchas veces dos es estar dispuesto a hacer cosas nunca antes pensadas. Muchas veces dos está mal escrito. Muchas veces dos es es un conjunto de miedos, presiones y locuras. Muchas veces dos es guardar cosas. Muchas veces dos es no seguir nuestro instinto. Muchas veces dos es no estar seguros. Muchas veces dos es mostrarse irascible, poco contenido, incomprendido y hasta casi vulnerable. Muchas veces dos es falible. Muchas veces dos tiene sus grietas profundas. Muchas veces dos es sólo un resumen de historia. Muchas veces dos es contar las cosas una y otra vez. Muchas veces dos es un cuento en la cabeza. Muchas veces dos no es lo que parece. Muchas veces dos no es lo que esperábamos. Muchas veces dos te deja en la certera duda. Muchas veces dos es una mera entrada. Muchas veces dos es no tener opciones. Muchas veces dos es haberse quedado sin esperanzas. Muchas veces dos es negar lo que creíamos. Muchas veces dos es no saber esperar. Muchas veces dos es comprar sin haber probado. Muchas veces dos se hace hábito enfermo. Muchas veces dos nunca puede ser bueno. Muchas veces dos no tiene que ser siempre malo. Muchas veces dos no tiene término medio. Muchas veces dos es dejar algunas cosas de costado. Muchas veces dos es descuidar otras situaciones. Muchas veces dos es una foto enmarcada. Muchas veces dos es una serie de recuerdos. Muchas veces dos es una manera de decir las cosas. Muchas veces dos se toma bastante literal. Muchas veces dos es la intersección de calles sin salidas. Muchas veces dos es funcional a lo que necesitamos. Muchas veces dos es todo lo que no queremos. Muchas veces dos es lo único que tenemos. Muchas veces dos es una pileta de nada. Muchas veces dos es un vacío en los ojos y en el pecho. Muchas veces dos es evadir problemas. Muchas veces dos es no hablar las cosas. Muchas veces dos es relegar planos. Muchas veces dos es repetir situaciones ad infinitum. Muchas veces dos es sólo por la etiqueta. Muchas veces dos es para no lastimar a nadie. Muchas veces dos es no salir triunfante. Muchas veces dos es apostar todo y perderlo. Muchas veces dos es jugar a muchas puntas. Muchas veces dos se convierte en un infierno. Muchas veces dos se torna imposible de analizar. Muchas veces dos no se puede apaciguar. Muchas veces dos es asentir. Muchas veces dos es complicado de explicar. Muchas veces dos es difícil de realizar. Muchas veces dos es creer que lo vamos a poder soportar. Muchas veces dos es acelerar las cosas. Muchas veces dos es ponerle un freno donde no va. Muchas veces dos es apurarse. Muchas veces dos es ceder. Muchas veces dos es consensuar. Muchas veces dos es equivocarse. Muchas veces dos es opinar. Muchas veces dos es debatir. Muchas veces dos es no llegar a nada. Muchas veces dos es permitir. Muchas veces dos es releer. Muchas veces dos es escuchar cosas sin el más mínimo sentido. Muchas veces dos es dejar pasar. Muchas veces dos es dejarse estar. Muchas veces dos es cambiarse sin ganas. Muchas veces dos es mirar la tele sin mirarla. Muchas veces dos es cocinar lo mismo. Muchas veces dos es sólo por el cine. Muchas veces dos es calcular mal. Muchas veces dos es tener que mentir.
Muchas veces dos es estar con ese otro en el cuatro para evitar estar solos con nosotros mismos.

lunes, 1 de marzo de 2010

círculo vicioso.

Y que si vengo o si estoy yendo. Que si empecé, acabé o todavía no lo pensé. Que si estoy o no, pero sí y no disponible. Que si estoy libre, tengo todo el tiempo del mundo o vengo complicada. Que si estoy salindo, que si estoy entrando o que si nosestamos conociendo. QUe si te vi primero o tuve la última palabra. Que si nos abrazamos o nos fundimos. QUe piso con fuerza de pluma o escribo como un pájaro. Que si estoy contenta, confundida o cabrona. Que si estoy pensnado o si estoy en off. QUe si te miento o te disfrazo la verdad. Que si te soy sincera. Que si no tengo ganas de hablar o te cuento boludeces. Que si soy directa o te evado miradas. Que si toco o leo en braille. Que si riego las plantas o salgo de mi cama. Que si me visto de negro o atolondrada. Que si compro esto se adeuda lo nuestro. Que si termino aquello vuelvo a empezar. Que si juego está la posbilidad de perder. Que si gano va a ser mucho más que una apuesta. Que si apuesto termino en vos.