jueves, 16 de diciembre de 2010

Mirar el reloj cada veinte minutos. No poder estar con uno mismo ni un rato. Sos todo lo que no querés ser, odiás todo lo que sos, todo lo que te representa, todo con lo que te identifican. En eso que antes encontrabas placer ahora es una secuencia lastimosa de vidrios rotos. Te parece todo tan banal, te hacen comentarios superfluos halagando todo lo obviamente tangible. Un llavero de gente en forma de telaraña. Un mar de plastilina y un cielo de gelatina se funden en el horizonte. Un cementerio de ideas inconexas. Tu negación llega hasta tal punto que vuelve a empezar el círculo y te parás de tu propia mesa. Querés salir de tu cuerpo saboreado y principalmente de tu cabeza que cayó en desuso trágico. Inhumano te querés sentir; o a lo sumo, creés que sos poco humano. No merecés el nombre de Barón que te heredaron. El alma nunca pasó de ser blanca a dorada. Estados no consentidos, no aceptados, que no aparecen en ningún mapa de ningún lugar. Un estado para nada soberano, sin límites, que no se describe en ningún manual de historia. Y así como no se escribió puede desaparecer en cualquier moemento. Venido a menos luego de siglos de auge, caer en decadencia tan rápido, ha sido comprobado, se puede. En una carrera vertiginosa por el salto, la estabilidad (y sobre todo la perspectiva) se pierde.
Motor surreal que todo lo absorbe, todo lo tritura; todo lo transforma. Nada se pierde, nada se puede perder, ¿qué significaría eso sino? ¿que existe un vacío? Que existe otro lugar, ciertamente. Que somos copias imperfectas, grabados incompletos, escenas detenidas. Somos flujo de historias, una canilla abierta de oportunidades fertilizantes. Para entrar aceitados, ya sabiendo, no necesitando a nadie y no queriendo sentir. El azote de los años. De la inmersión y de la inversión. De las invenciones, de las intervenciones. De los atrasos y de la llegada, definitivamente, tarde. Cortina cerrada de sala de teatro. Recámara alquilada. Leche vencida un día después y pañuelos descartables para la neurosis (de moda).

Terrazas sin señal

El ruido a océano, a inmensidad está en plena ciudad con audífonos. Fuera de foco, adentro del tiempo. En el único momento que realmente vivimos. No pensamos que vivimos, reflexionamos y palpamos lo que sentimos. Pensamos y sentimos. Pensamos y ya. VIivimos y basta. Todo esto en un segundo de anarquía caótica. Empieza y termina sólo en ese segundo.
Eventualmente acaba y volvemos a pensar que vivimos y vivimos que pensamos.

(en mi defensa debo admitir que estaba muy loca cuando escribí esto, creo que hete ahí la publicación)

PICNIC

Caminar es un intento sórdido de escapar. Hacia la nada, caminar para no llegar a ningún lugar en particular. Autores de lo inconcluso en la noche, caminatas. Va, ir, yendo, todos nosotros (¿qué esperabas?¿una carta de amor?)
Estreñidos por el tiempo, desgastando veredas van, todos aquellos que le escapan a lo ordinario y siguen caminando.

martes, 14 de diciembre de 2010

estudio I

No es lo mismo la vida que tienen los edificios a la noche o durante la semana. Hay algunos que están pensados para tener su momento de coronamiento cuando prenden los ojos eléctricos. Algunos cumplen sus funciones de 9 a 17. Otros al tener la responsabilidad delegada de la calle parecen cansados del tiempo que les pasa abierto. Y cierran un poco sus persianas porque tanta gente mirándolos les agobia, hasta la mañana siguiente que intentan camuflarse con el ritmo de la ciudad. Naturalmente bellos, perfuman los pasajes, juegan a ver quién es más importante, se entrecruzan cables con mensajes y sus espaldas rozan medianeras. Para los momentos de intimidad cierran las cortinas.
Algunas, pretendiendo ser arte por ellas solas, se ensañan con el cemento. Y las más viejas disputan por hechos históricos, juran haber sido partícipes de una revolución o víctimas de un atentado. Injurian a personajes que han sabido hospedar. Si se mira con atención por Avenida de Mayo algún que otro edificio nos sonríe sol; cómplice, erguido y orgulloso se para con su cúpula de pizarra. Alguna que otra gárgola con dejos de actriz trata de entrar en escena de vez en cuando..
Dos ciegos que se pelean por ver quién lleva el bastón en la esquina de una avenida. Y la gente pasa alrededor mirando, y los autos que les tocan bocina para que se corran. Pero ellos no escuchan nada más allá de sus propios gritos. Mandan al frente a sus mejores palabras, sacan sus mejores espadas; tácticas de persuasión para dejar al otro vulnerable, para encontrar un hueco por el cual luego poder emboscar. No se dan cuenta que se abren las heridas y revuelven en sus propios estómagos. No se dan cuenta que mientras más lo lastiman, más se lastiman.
Se acerca la hora y yo me quedo esperando, al borde, siempre al borde. Se acercan las presiones y yo las evado, siempre de primera. Se acercan las emociones y las niego, hasta que ya caen de maduras. Se acercan las personas y quedan retenidas en la aduana emocional. Se acercan los objetos y se prenden fuego solos, esperando por un segundo no ser olvidados como recuerdos. Se acercan los momentos y se esfuman en la brisa de verano.
Se acercan las estaciones y yo espero, sentada, a que pase el próximo tren.

viernes, 3 de diciembre de 2010

una mañana

-¿Tiene azúcar?
-No, te dije que no..no sé cuánto le ponés..
-Uh..¡me hubieras avisado antes!
-Buen, nada, no me di cuenta..
-¿Y vos qué tomás?
-Eh..ya me tomé un cappuccino, estoy bien..
-¿Y entonces para qué hiciste café?
-Porque a vos te gusta el café..bah..te gusta el café, ¿no?
-Si, si, me gusta..pero..¿para qué hiciste si no tomás?
-Nada, tenía ganas de hacer café, ¿cuál hay?
-¿Me hiciste café significa?
-No, no te hice café, hice café..así en genérico..
-Me hiciste café...

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Malos hábitos.

Y aunque lo estés esperando no va a llegar. No va a ser cuando vos quieras, ni donde vos quieras. Va a pasar cuando menos te lo imagines. No va a empezar cuando otros lo titulen, no va a ser cuando vos lo quieras definir. No te vas a dar cuenta y de repente ya vas a estar a 3 horas de capital mirando por la ventana el pasto. Se te va a pasar en un segundo y cuando te des vuelta muy probablemente ya no esté ahí. Vas a jurar y perjurar sobre las mismas cosas y aún así no va a pasar. Vas a insitir, vas a pelear, vas a presionar sobre los mismo botones, pero vas a terminar desistiendo porque no va a pasar. No va a ser cuando yo me acostumbre, no va a ser el día que ceda en algo, no va a estar en una mira cómplice de reojo, no va a entonarse con la frase ingenua sincronizada al azar, no va a ser en una cena con amigos, no va a ser al teléfono con mi mejor amiga. Va a ser cuando menos te lo esperes. Que un día te vas a despertar con alguien y ya no más al lado de alguien.
Y cuando pase, esa va a ser la verdadera invitación al hábito.

vai embora

Que estemos tan cerca de fin de año es bueno. Es bueno porque significa que ya le quedan pocos días al año como para poder decir "este fue el peor día del año". En esa mirada negativista, tópico del "siempre a mí" o como se lo quiera llamar está la clave. Hay días buenos y días malos, días para el balance y días para olvidar, días para analizar y días que mejor ignorar; pero no hay nada como llegar a esta parte del año y saber que nada la puede cagar tanto. Nada la puede cagar tanto por el simple hecho de que le quedan poco tiempo, no tiene (casi) espacio físico en donde desenvolverse la cagada. Hagan el intento un día de estos, traten de mandarse todas las cagadas que puedan y van a ver que estamos en esa época del año que es más bien un limbo. Te lo van a terminar perdonando, se van a terminar olvidando y vamos a empezar el nuevo año deséandonos buenas vibras para el 2011 por mensaje de texto como todos los años anteriores. Es como que no importa lo que hagas en este momento porque se va a ver justificado por h o por b como "era fin de año..estábamos todos cansados, no sabíamos lo que decíamos.."

martes, 9 de noviembre de 2010

nos-otros

Nosotros que creamos a imagen y semejanza. Nosotros pulcros. Nosotros en los otros. Nosotros sin ganas y nosotros exponenciados. Nosotros creativos y nosotros bloqueados. Nosotros de máscara en carnaval, nosotros con lagaña. Nosotros en vela, nosotros a proa. Nosotros de primavera, nosotros fríos. Nosotros refinados. Nosotros antagónicos. Nosotros superlativos. Nosotros cambiantes. Nosotros como energía, no como nosotros. Nosotros porque, por suerte, no somos otros. Nosotros contentos. Nosotros cerrando. Nosotros (re)conociendo. Nosotros asustados y el nosotros que nos apabulla. Nosotros convencidos, fieles. Nosotros en perfume.
Nosotros extendidos. Nosotros en contra mano. Nosotros sin complicaciones. Nosotros cambiantes. Nosotros convencidos. Nosotros de carnada. Nosotros en paz. Nosotros dinámicos. Nosotros acá o allá, depende dónde elijamos. Nosotros en situación. Nosotros congruentes. Nosotros libres. Nosotros en el aire. Nosotros en conversación. Nosotros incomodándonos. Nosotros que llama. Nosotros que comparte. Nosotros decididos. Nosotros como manifiesto. Nosotros como pared de nube. Nosotros haciendo oídos sordos. Nosotros de plaza. Nosotros sencillos y sin ropa. Nosotros diplomáticos. Nosotros mirándonos mientras no nos podemos mirar. Nosotros necios y testarudos. Nosotros al frente. Nosotros honestos. Nosotros sin miedo. Nosotros eclécticos. Nosotros como tormenta. Nosotros juguetones, casi de infantes. Nosotros haciéndonos cargo. Nosotros haciendo el descargo. Nosotros en ciclos. Nosotros mareados. Nosotros encasillados. Nosotros por deporte. Nosotros por profesión. Nosotros anarquistas. Nosotros estancados. Nosotros en círculo. Nosotros contra la pared, una y otra vez. Nosotros distantes. Nosotros neuróticos. Nosotros en descanso. Nosotros al natural. Nosotros imaginado. Nosotros radiantes. Nosotros fácil. Nosotros siguiendo las reglas. Nosotros descalzos. Nosotros de viaje. Nosotros leyendo. Nosotros de radio. Nosotros de polvo de bibliotecas. Nosotros de terrazas y de estrellas. Nosotros multiplicados. Nosotros reflejados. Nosotros inherente a cada uno. Nosotros en decadencia. Nosotros histriónicos. Nosotros verborrágicos. Nosotros seguros.
Nosotros como nosotros.
“Nosotros” por no decir “yo”.

lunes, 18 de octubre de 2010

Si todo lo que nos estuvimos prohibiendo todo este tiempo estaba en la cabeza. Una barrera entre sensorial y física que nos aplastaba, nos oprimía. Eso que nos hace sentir que está mal, que le falta algo, que no deberíamos. Como si algo de todo esto se pudiera simplificar, empaquetar y guardar en un cajón. Junto con todas esas otras cosas que no queremos ver. Como si algo de todo esto pudiera impedirse, como si no fuera nato, como esos primeros treinta segundos que conocés a alguien y no sabés por qué pero te da una impresión. Toda esa imagen que nos preocupamos por mantener todo el tiempo puede caer en un minuto frente a alguien que en serio te está mirando. Fijo y a los ojos. Y ya dejan de importar todas las morales, los valores, los prejuicios. Dejás de lado un rato los problemas, los tirás al piso junto con tantas otras cosas y lo que puedan llegar a decir te va a interesar muy poco cuando vuelvas a tu casa y te des cuenta que es sólo una cuestión de regar.

lunes, 4 de octubre de 2010

Es frase contundente, como un yunque en medio de la oración. Eso que va en contra y viene de frente para hacerte mierda.

tengo que dejar de hablar en "nosotros"

Como si fuera una entidad, como si tuviera algún tipo de peso. Ese nosotros inventado de quién sabe cuándo, y el que lo dijo por primera vez seguramente era un perverso. Como si el nosotros hubiera logrado alguna vez algo excepto pre nupciales y divorcios. Como si el nosotros pudiera más que el yo de cada uno, como si no se destrozase con un par de palabras o un par de miradas. Un nosotros sarcástico, inmaduro que no ve más allá. Un nosotros mentiroso, fraudulento que lo único que quiere hacer es engañarnos. Ese nosotros que sin parecerlo siempre está tramando algo atrás nuestro. Un nosotros digno de ser aplaudido por su grandeza idílica en los cuentos y escupido por sus bajezas en la calle. Ese nosotros de bar y de primavera, de comida en la boca y patos. Ese nosotros infantil, casi de globos de plaza. Un nosotros que intenta seguir a pesar de todo, un nosotros que se auto engaña. Ese nosotros pedorro que cuenta chistes y se queda dormido al rato. Ese nosotros que da ternura y a la vez asco. Ese nosotros que juramos que duele cuando no está y extrañamos; y a pesar de lo mucho que lo querramos de vuelta cuando llega sigue siendo la misma mierda de antes. Ese nosotros que juega al poeta y se hace el intelectual. Ese otro nosotros que nos atrapa por su simpleza e inocencia. Un nosotros soberbio que mira desde arriba a los otros nosotros como si fuera mejor. Es cuando el yo se hace chiquitito ante el imponente nosotros. Ese nosotros que no sabemos bien cómo manejar, que mejor dicho nos maneja a nosotros, nos termina dando una patada en el culo.

domingo, 3 de octubre de 2010

Errare humanum est

Lo gracioso y patético de esta situación es este momento. Es estar comiéndome la cabeza sola, cual una gran pelotuda. Saber que vos seguís con tu vida, con tu día a día tan divertido ni siquiera te ponés de mi lado ni un segundo. Seguramente ni siquiera pienses qué me pasa ni un minuto de tu puta existencia (que bien puta y bien merecida la tenés). Que de TODAS las personas a las que le comento la situación algo para opinar tienen, como siempre, somos todos en este mundo gran opinólogos de lo ajeno y no movemos el culo ni tres centímetros cuando se trata de algo nuestro. Soy totalmente conciente de que la cantidad de cosas que yo me maquino por segundo en la cabeza no te pasan a vos ni media vez cerca. Que no importa lo mucho que lo quiera verbalizar, no me va a salir claramente. Leo todo como si fuera una especie de acción-reacción, pero como si todo tuviera que serlo. Es muy loco pero no todo tiene que ser analizado seis veces como para que cobre sentido o tenga un fin o tenga un patrón o trates de encontrar una causalidad en las cosas. No todo tiene por qué leerse de atrás para adelante o viceversa, no todo es reversible. Todas las cosas obviamente pueden re-interpretarse a posteriori, eso está claro. No todo está para siempre, no siempre todos están para uno. Uno muchas veces no está para nada dentro de sí y muchas otras no sabe bien quién está dentro de uno.
Otras veces nos arrepentimos de cosas que hicimos, el 90% restante es de cosas que no. ¿Y por qué no me pregunto muchas veces? ¿Por qué no dar el paso? ¿Por qué no seguir adelante? Es el miedo ese que te paraliza los pies y te encalla en pleno cemento. Es ese callar en los momentos claves. Es clave superarlo, no importa lo que sea que nos retiene. Renegar de la posición fácil en la que nos movemos todos los días y estamos sumergidos. De esas poses que tenemos, de las maneras y las formas, que vida hay una sola y hay que bailar..

jueves, 16 de septiembre de 2010

De reflexiones

Creo que, como todo en la vida, pasa por algo. Y no por usar la frase trillada por usarla, porque está ahí y porque es bastante cierta. Sino porque no importa en qué nos fijemos, desde lo más chiquito. Todo pero absolutamente todo te deja algo, bueno, malo, superlativo, desastroso; hasta inclusive me atrevería a decir neutro. Pero todo, desde una mirada, hasta lo que te lavás de la cara cuando volvés a tu casa. Las épocas de fiestas y las de no tanto, estar pasando un rato con alguien, escuchar música sola. Estar haciendo un millón de cosas y no poder concretar una, estar esperando al cambio sentada. Organizar tu semana o armar proyectos muy a futuro. Saber qué querés, estar tratando de darte cuenta o que esté en un nivel inconsciente. Enojarte las veces que sea necesario o encontrarte en la alegría del otro. Es poder pensar algo un día y contradecirse el otro, ¡que para eso estamos vivos caramba! Es encarar proyectos o quedarse en la estaticidad temporal, mirando cómo pasan las cosas; que de eso también se aprende. No sólo experimentando, sino también mirando. Sacar una sonrisa, un llanto, una reacción. Es compartir silencios que son muy necesarios, no tener ganas de callarte algo. Esas épocas que sos pura concentración, otras que los crucigramas se te arman en la cabeza junto a cosas del día. Conocer gente nueva, quedarte siempre con los mismos. Sentir que no te entregás a nada o que estás dando todo. De los momentos de ocio y de los de un poco más de presión. De los métodos, de las formas, del contenido, del argumento; siempre se saca algo.
Poder disfrutar de los éxitos juntos y bueno..saber que en camino también te vas a encontrar con algún que otro fracaso. Pero que no pese, o a lo sumo que no le haga sombra a todo el cariño. Que nunca está demás, que siempre es útil. Que si hay algo importante que nos llevamos todos los días a la cama es un beso.

lunes, 6 de septiembre de 2010

monopolio

No sé qué te hace pensar que sos impermeable a los mismos consejos que me das. Que no sos efímero, que no te vas a ir, que no se va a terminar, que siempre vas a estar para hacerme sentir mejor, que si te necesito vas a llegar, que nada cambia, que nadie cambia. No sé qué te hace pensar que tu arrogancia no lastima. Que tu falta de tacto ante ciertos temas me molesta. Que no seas capaz de diferenciar interlocutores.
Que me afecte a niveles estratosféricos todo, puede ser. Que esté más susceptible últimamente puede ser. Pero lo que no puede ser es que siga así esto. Que vos creas que de un sólo lado se da. Que vos sigas jugando a esto a expensas mía, no va más.

ex nihilo nihil fit

¡Ya me dí cuenta! ¡Ya sé qué es lo que me pasa! Es que estando cerca tuyo no puedo estar mal, no encuentro excusa, no encuentro lugar para estar mal. No es muy sano y mucho menos común esto que te estoy diciendo pero es la realidad. Estoy mal todo el resto del tiempo que no te veo y me pongo aún peor cuando me doy cuenta de eso. Entonces no te hagás el pelotudo porque vos lo fomentaste también. Yo no estoy *tan* loca.
A la una, a las dos y a laaaas..tres. Paro de llorar. ¿No? Ah bueno, probamos otra vez entonces, a la cuenta de tres voy a dejar de llorar, no importa en qué esté pensando, no importa hace cuánto me moleste, no importa que se me acumulen las cosas, no importa que todo siga básicamente igual a antes. Y no boluda no te pongas a leer boludeces que volvés a llorar, y de paso sacá esa música deprimente de fondo que cuando escuchás la letra desde el baño te volvés a poner a llorar como una idiota en la ducha. Evitá papelones, no llorés en el bondi de nuevo, no avergüences a tu mejor amiga, ahorrále el llanto de minita empedernido a la almohada que ya fue víctima de varios. Y ya que estás en plan "cambiar las cosas" verbalizá un poco, dejá de comerte toda tu caca. ¿Listo, terminaste de llorar? ¿Alguna vez te vas a cansar de llorar, te vas a secar o algo por el estilo? Ah, que me vaya a cagar..bueno..bueno, son maneras y maneras de ver las cosas. Está bien, no te hablo más, quedate llorando sola..ah, ¿que querés compañía? sé que no estoy en posición de pedirte nada pero podrías pedírmelo bien y me quedo. Está bien, si dejás de llorar un poco me quedo, pero nada más un rato.
Como todo, como siempre me das de a ratos.

lunes, 30 de agosto de 2010

tengo un temita.."impulsos"..

Y el problema está cuando me encuentro buscando parecidos muy de drogadicta, cuando estoy charlando con alguien en un bar que claramente sus intenciones no son conocer lo más profundo de mi ser o quiere que sea la madre de sus hijos y le cuento la noche entera sobre el pibe que no me da pelota. Y no sólo se lo cuento sino que cuando trata de escapar sutilmente por las ramas y saca otro tema tengo la increíble capacidad de inmediatamente relacionarlo con él, al estilo de: "un primo mío sigue gastronomía.." -"ah, si? a él le gusta comer.." (historia real). Lo preocupante es verlo en TODO, hasta en batallas (si habrá cosas poco felices) te sonreís encontrándole, ni siquiera su nombre sino, una similitud. Uh e increíble, me acabo de acordar porque me acaba de pasar, creer que tu celular hace lucecitas. No sólo que no las hace porque está apagado, sino que claramente si se fueran a prender lo más factible es que sea mi vieja para ver qué estoy haciendo. Y la mejor lejos, porque la del celular por lo menos está la chance de que suceda, de que se te prenda una lamparita un día de estos y que se prenda mi lucecita con un mensaje tipo "te invito a tomar algo..". Pero no, claramente en este siglo no va a suceder, pero a lo que iba es que la que supera la del mensajito pedorro de texto, es la del mail. ¡El mail! ¡El SEÑOR MAIL para ustedes por favor! Entrar al mail como con esperanzas y encontrarte con spam. Triste, aburrido, poco romántico, encarcelador, atosigante spam. Ese momento en que la vida te golpea duro en la cara y te dice "eh..no..claramente OTRA VEZ entraste a TU mail esperando OTRA COSA y te encontraste con LA NADA MISMA" ese momento en el que sentís que el vacío del buzón de entrada te chupa. Entonces caés en la cuenta de que definitivamente hoy TAMPOCO era el día de la declaración de amor que tanto estabas esperando, entonces cerrás la página como diciendo "puta madre!" y en voz baja "pero sé que mañana es el día" y después en voz alta de nuevo te gritás muy enojada por la boludez atómica que acaba de proclamar tu voz interior "no ves idiota que ni hoy ni mañana ni en 28 años va a ser el día!?". Y qué bien, puf! cómo te sacaste todo eso de encima y ni siquiera es hora del almuerzo. Ahora sigue más o menos normal tu día, con las cosas de siempre, atareada con las mismas boludeces, cambiando de trámites para variar y mover el culo un poco. Pasás por algún lugar y te acordás de él, pero nada que interrumpa drásticamente tu rutina. Seguís de largo, tu día pasa..tus días pasan. Y la realidad es que..NADA PASA! A la noche por ahí, o un domingo de frío, te acordás un poco más. Analizás un poco más las situaciones ¡como si ya para este momento NO te llevaras el premio a "la minita más analizada sobre el planeta tierra"!(un premio muy reconocido entre las grandes enfermas mentales, sponsoreado por Home&Health y un programa que se llama "Entrando en la cabeza de la mujer psicótica y negadora" de Discovery Chanel..muy interesante a todo esto..) Cuestión que de noche te acordás un poco más, volvés sobre el día y deseás poder haber contado con él para algo, para nada como para que te acompañe en la cola del banco, no pedís grandes cosas. No estamos hablando de una mina con delirios de grandeza que requiere de una Amex negra y viajes a St. Barths cuando está aburrida, estoy diciendo: sosteneme las bolsas del disco mientras abro la puerta. Pero no, no estuvo y probablemente no vaya a estar; y no, tampoco da que le mandes un mensaje diciéndole nada onda "me acordé de vos cuando me estaba rascando la planta del pie en el bondi" porque no los entendés, están totalmente vacíos de contenido, no me llevan a nada excepto a esperar una respuesta cosa que agranda la llaga..en fin..todas en contra la de tratar de hacerme la copada mandándote mensajes en plan amiga.
La que está en el top five de las pelotudeces hecha por la forra enamorada son las conversaciones en el imaginario. ¡Uf! Esas sí que son un viaje, y no estás ni de ácido ni en un 747. Recrear un momento y hacer las cosas distinto, terminar las frases que dejaste colgando, imaginarte varias otras situaciones que evidentemente nunca se van a dar si las pensás. Y en su defecto: si encontrás el momento y el lugar y las tratás de recrear como las habías flasheado en tu cabeza te salen siempre como el orto. Pero es ley eh. Es como, de esa noche que creías que no ibas a conocer a nadie, entonces salís bien hippie sucia que no cree en el sistema de depilación español y te perdés un inglés re buena onda por pelotuda. Lo que me hace volver a los pobres pibes a los que les limé la cabeza en bares o boliches con el pobre pelotudo este, que culpa real no tiene de nada, soy yo la que tiene más ficción encima que Borges.

domingo, 29 de agosto de 2010

continuará..

Cuando ya empezás a replantearte palabras que realmente antes no estaban en su léxico común es el momento en que te das cuenta que poco a poco se fueron yendo a la mierda, ambos dos. Y nada es irremontable a no ser que así lo quieras, pero ya es indicio de que las cosas lentamente están en bajada. Después de eso vienen los planteos aún más pelotudos que antes, si lo cotidiano osó joderlos en algún momento en esta etapa se van a ver rodeados por él. No sólo ya no hablan el mismo idioma, no sólo se pelean por ver quién llamó la última vez, sino que ahora ya no tienen ni temas en común. Todo lo que antes era pura fascinación, novedad, sarcasmo y risas ahora es hábito, sabido, molestia y caras de culo. Se les hace complicado hasta caminar juntos en la calle, van a destiempo. Te sentís una arritmia con patas. Cuando intentás programar planes distintos, como para salir un poco de lo usual, y ves cómo se desmorona rápidamente. No se encuentran, es incómodo, notás los gestos torpes. Darte cuenta que sin mirarse a los ojos una conversación no se sostiene pero la realidad es que está todo tan hablado que lo único que te queda es mirar para otro lado, como aceptando las cosas como son. Pero es verdad, cuando son una pasada de cuentas constante..

domingo, 22 de agosto de 2010

resto del mundo

Me noto más receptiva a otras cosas, más en la mía que en la del resto del mundo. Porque al fin y al cabo el resto del mundo no se va a dormir conmigo a la noche y no se queda pensando en lo que pudo o no haber pasado, en si realmente en algún momento te importé. Entonces lo que haga el resto del mundo, que siga de largo, que se vaya a su cama de resto del mundo y se quede ahí. Que no se pueda levantar un domingo después de haberte visto, que no pueda aguantarse las ganas de llorar y que se tenga que hacer a un costado para hacerlo; que lo haga a ver cómo le va al resto del mundo. Tener que verlo como si fuese normal en ese estado. A ver si el resto del mundo es tan macho cuando se acuerde de vos al pasar por algún lado, cuando le salte una foto tuya desde un cajón ordenando y no le surjan las ganas irremediables de querer tirarlas a la re mierda. Vamos a ver qué hace cuando la ansiedad sea tal que no pueda evitar abrir un mail para saber cómo andas, qué estuviste haciendo o si pensás volver. Me intriga la reacción si se le cruza en el chino un día cualquiera de pijama y rodete, porque hay que tener ganas para verte pero definitivamente de improvisto es mejor. Quiero ver al resto del mundo en plan de amiga, saber qué dicen, cómo la cortan, qué toman por natural. ¡Ah y en esta me encantaría!: cuando crea verte en la calle, se de cuenta que no sos y quiera regalarle el desayuno al primer transeúnte que se le cruce.
Me gustaría saber qué haría el resto del mundo en mi situación.

monólogo interno

Estoy más madura, sí, desde que nos vimos por última vez cambié bastante. No, ya no tengo esa obsesión con los tics; no, tampoco, sigo diciendo las mismas boludeces que antes. Pero ahora me siento en otro lugar, distinto. Un poco más pasivo, como con no tantas ganas de meterme, viendo que hay cosas realmente más importantes y fatales que lo que le pasa a mi ombligo y al área que lo rodea. Es cierto, sí, conocí a mucha gente desde que no te veo. Volví a hacerme amiga de gente con la que había perdido el contacto e inclusive de gente que nunca en la vida pensé que me iba a llevar así de bien. Sigo concentrada en las mismas cosas superficiales de siempre, pero ya más por hábito, no sé si es un genuino interés ahora. Estoy como quien diría disfrutando de las pequeñas cosas, de encontrar tiempos con mis amigos y mi familia. Sí, lo de las fiestas lo sigo haciendo, ya más por inercia que por otra cosa, estoy acostumbrada a dormirme tipo 7 y despertarme a las 3 mínimo, vos sabrás mejor que nadie. Con el celular sigo siendo la misma colgada, ahora últimamente me jode bastante conectarme y prefiero verme face to face, pero básicamente la gente siempre es la misma asi que, soy una fuente bastante agotable de temas. Estuve leyendo bastante, sí, me dejé de distraer con tus forradas si esa era la pregunta; desde que dejamos ese hábito bastante enfermo y asqueroso de mandarnos mails jugando a que éramos novios tengo mucho más tiempo de ocio. Me anoté en un gimnasio y todo, no lo podrías creer seguro si me vieras ahora estoy blanca teta y 72 toneladas arriba de mi peso ideal. Sigo teniéndole miedo a las mismas cosas: esos perros que traban la mandíbula, que me coma el cuco si saco una pierna de la cama y a que si como dos papas fritas que no tienen el mismo tamaño me pueda llegar a caer mal.
Pero bueno, esto es lo que estuve haciendo, ahora lo que no es una lista un poquitito más larga; pero definitivamente la encabeza que nunca volví al lugar donde prometimos encontrarnos. Y si existe algo como el "estar orgullosa por no haber hecho algo", me autoadjudico ese adjetivo.

a silenciosa

Como todo eso que tenemos que callar día a día, y enterrarlo para que no se note en nuestras miaradas. Como esas cosas impuestas que uno nunca sabe muy bien de dónde nos las impusieron, pero ya están acá. Con uno, siendo parte de uno, con los tabúes y todo.
Preparados o no, con o sin ganas, estando disponibles u ocupados. Siempre, todo el tiempo esa sombra.

martes, 17 de agosto de 2010

"hoy me chupa todo un huevo" voy a titular a este

Que vengas o no, que me llames o no, que actúes indiferente, que te intereses, que histeriquees, que me busques, que no me respondas, que te hagas el misterioso, que juegues con las palabras, que te acerques, que haga que te alejes, que me invites a ver cómo copulan las hormigas en Discovery Chanel, que directamente no me llames, que tengas planes chape a full, que me digas "no voy a ir", que me regales boludeces, que estés detallista, que estés saliendo con alguien, que estés solo, que estés contento, que estés con la facu, que estés con quilombos, que tu viejo me quiera, que tu hermano crea que soy una concheta, que seas un total imbécil, que siempre te fijes en lo mismo, que tus comentarios me molesten en sentidos que no deberían, que no pueda rematarte algo tan simple como eso, que me intimides en niveles muy básicos, que seas tan poco intimidante para otras personas, que te empiecen a molestar las fiestas, que salgas un poco más con tus amigos, que escuches otra música, saberme tu película favorita, que estés tomando ese té de manzanilla o no, que estés leyendo el libro que te regalé, que sigas viendo las mismas series pelotudas, que quieras discutirme hasta en las cosas más obvias, que me quieras dar la razón sólo por dármela, que te sientas orgulloso por ser "the bigger person", que digas cosas como super maduras y superadas cuando sabés que no, que estés o no en tu casa, que te encuentre de pura casualidad caminando por algún lado, que te sientas identificado con este post o no.
que tengas mucha suerte en tu vida..
Hay momentos en la vida de una que te encontrás un poquitito más allá. Más allá de todo, son esos días en los que definitivamente me chupás un huevo.

lunes, 16 de agosto de 2010

¿A qué tenés más miedo: al sí o al no? me preguntó un amigo hace poco..todavía estoy buscando la respuesta.
Porque el sí porque sí, así como quien no quiere la cosa no lo quiero. El sí por intentarlo, como si estuviéramos forzando algo tampoco. El sí por mera imposición social no va. El sí por el simple hecho de no estar solos, ese sí que se escapa por la comisura de los labios pero quiere volver a entrar. El sí por compromiso como diciendo "si ya llegamos hasta acá..". Al sí con ganas de ver lo que viene, al sí que no está preparado pero ansioso. Al sí que da vueltas en la cabeza, al sí que te sigue por donde vayas. Al sí orgulloso de sí mismo, al sí que busca superarse, al sí que busca encontrarse juntos en algún horizonte, al sí digno.
El no por el no tampoco lo quiero. El no con un justificativo, un atrás aunque sea. No al no por lo que vaya a decir el otro, el no por miedo a la adaptación. El no por mera esperanza idílica. El no por historial, un no casi anacrónico. Me rehúso al no por costumbre, al no ese asqueroso hábito del que no tiene tiempo ni ganas.
Pero no tener ninguna de los dos, nunca, me va a hacer seguir buscando la respuesta mucho tiempo más.
Que sea cierto el jamás.

"hoy estoy poética" se titula este

Todos casi siempre pasamos por ese momento o podemos identificar ese segundo donde dijimos "apa! es verdad..estoy hasta las pelotas con tal persona".
Y no es sólo cuando tratamos de resaltar sus defectos como cosas para limar, cuando leemos todo exactamente al revés, que nos deja colgadas es porque tiene otras cosas para hacer, que sacamos de la galera excusas tan pero tan pelotudas como "pasé a comprar alimento para mi tortuga, justo cerca de tu casa..es que ahí venden el mejor..", no es rebajarnos a esperar que mande un mensaje, ni que llegue a la fiesta, no es el momento en el que perdemos cualquier tipo de dignidad cuando le lloramos a cuanto hombre, mujer, androide se nos aparezca en el campo visual un día con unas copas demás, no es verlo en cada foto, cara, actitud patética y reticente de la pasividad constante. No es las veces que te sentís una enferma patológica digna de estar internada en el sector "violadoras" de la cárcel de mujeres -si es que existe alguno así- por todas las veces que entraste en su perfil. No es releer línea por línea para tratar de encontrar algo, una pista..bah..ni siquiera, para qué te mentís..buscás algo que te de un pie, te inventás algo que te de un pie. Das vuelta las frases y las acomodás a tu antojo, tratás de pensar qué letra en realidad quiso poner ahí pero tipeó mal. Pero no importa, seguís porque nunca es demasiado bajo. Es cuando creés ilusamente que va a venir, que una distancia no es importante. Cuando pensás cual niña ingenua de 12 años que va a llegar a tu puerta y te va a hacer una declaración de amor. O esas veces que ni siquiera estás pidiendo eso, estás necesitando un texto, un beso, un algo que te de la pauta de que se está poniendo los huevos donde van. Y la mayoría de las veces ni se acerca al plan ambicioso de la serenata: es pedir que hoy se acuerde de vos y lo veas. No te importa en qué contexto, con quiénes, qué van a estar haciendo, sólo verlo. Y como una pelotuda te figurás situaciones en tu cabeza que claramente nunca van a suceder. Leés una y otra vez las mismas frases, los mismos libros, ves las mismas fotos, pensás qué pensará él de tal cosa, deseás estar en todos esos lugares juntos, planeás de acá a dos meses como si no fueras de las que no tienen ni la más puta idea de lo que van a hacer el fin de semana o dónde está el labial. Ya volaste, ya fuiste y volviste en algunas ocasiones. Bombachas con volado, en serio? pensaste..dios santo! y ya ni te importa cómo pero lo querés en la cotidianidad de todo, en poder decir esto es mío, nuestro, tuyo, mío, casi mío, te lo robé. En hablar 25 horas por día como si fuese normal, en ver qué hace ese día y cómo arreglan para verse, en lo lindo que serían los bebés!
En bueno, creer que va a funcionar..
Enferma, como si no toda la recopilación de información hubiera bastado, hiciste las corroboraciones empíricas pertinentes y aún así te da todo negativo. Poniendo y sacando el margen de error, tratando de usar otros números; y no, siempre te da error. Es momento de que te des cuenta, pero tranquila te vas a decir y si no es este es el próximo.
Con cada persona es distinto, siempre el momento es otro. Con uno puede ser estar leyendo un mail en tu casa y no sabés muy bien cómo pero una angustia anónima te cierra la garganta y te ponés a llorar. O puede ser el día que sin haberlo dicho nunca antes en voz alta te surge, pero lo reformulás rápidamente en forma de pregunta..
Esperemos a ver cuál es el momento de ese.

lunes, 26 de julio de 2010

Se para el mundo. Con todos nuestros errores y peleas. Por un segundo se calla todo: las personas caminan sin hablar, se tropiezan, chocan unos con otros en movimientos desarticulados, salen de sus casas a ningún lugar, las nubes se quedan tiesas y bajas, hay un caos sincronizado, un orden nada natural de las cosas se instala.
Lo único que veo es a mí en tus ojos. Y en un instante certero, como un rayo, nos encontramos.
Hay veces que empiezo por el título y otras ni siquiera le encuentro uno.
Hay veces que empiezo en primera del singular y no me preguntes cómo, termino hablando de nosotros.
Hay veces que es un poco un soliloquio y otros, una discusión transcripta.
Hay veces que me voy por la tangente de viaje y otras que llego muy rápido a lo que quiero ir.
Hay veces que camino por llanura y otras que me pierdo en un bosque de dos árboles.
Hay veces que miro hacia atrás y otras veces que sólo proyecto.
Hay veces que quiero que mis amigos vivan más lejos así puedo escribir más en el camino.
Hay veces que me concentro en algo muy puntual y otras que hablo mezclando tópicos.
Hay veces que no sé muy bien a dónde quiero llegar pero de cualquier manera sigo escribiendo, es la única manera de hacer algo y sentir que estás haciendo casi todo.

Posiciones para leer esto.

Hay distintas maneras para leer esto o para leerme.
Una puede ser acostado en la cama, tapado hasta la nariz de frazadas (acolchado preferentemente rojo o en la gama) peleando contra el frío dominical de afuera. Otra puede ser tomando un té (con dos medialunas de las gorditas o en su defecto una con jamón y queso, pero si son normales siempre se pide número par) en un bar mirando mientras pasan las señoras con sus carritos y sus bebés, los oficinistas de traje yendo siempre apurados quién sabe dónde.
Otro lugar puede ser en el bondi mientras tratás de hacer contacto visual con la última muchachita que subió. Otra manera es yendo al trabajo en subte mientras intentás balancearte ágilmente para no caerte y no tirarle todo el café encima al oficinista que está de nuevo con su celular o a la chiquita que está yendo al colegio con sus amigas y chismosean lo que pasó el fin de semana (no importa lo poco que te interese y lo mucho que te moleste el sonido chillón de sus voces a la mañana: no está bien tirarle el café a nadie encima; no, ni siquiera a ellas..)
Otra manera de leerlo es cuando hacés un recreo mientras estudiás (científicos comprobaron que cada dos horas de estudio, se necesitan veinte minutos de ocio para fijar el conocimiento y que la cerotonina de no sé dónde se combine con la guayaba del jugo de mango y no termines teniendo un maracuyá por cerebro)
También se puede leer en la playa, mirando el atardecer, pensando en que no tenés que pensar mañana.
Los únicos dos lugares que no recomiendo, para leer esto o cualquier cosa, es manejando o caminando. No quiero que choques y te lastimes o te comás una puteada. Y mucho menos que me puteés porque pisaste caca por mi culpa.
Escribo y es parte de mí, de mis historia y anécdotas, mezcladas con las de mis amigos. Con una pizca de mis tacos y travesuras. Son un poco de tu perfume mis historias y de esas flores que me regalaste. De la música de ese día en el aire, de cómo me da el sol de otoño en los ojos, de cómo se siente tu piel con la mía.
Volver a eso, me niego. Rotundamente ser de nuevo todo lo que nunca quise ser y después me reproché por tanto tiempo. Volver a cero. A mi casi nulo poder de abstinencia. A mis largos ratos de tropezones que terminaban en caída, a olerte en la almohada, a verte en la calle, a buscarte entre las personas, a comparar indefectiblemente a todos con vos, a escribirte diariamente, al ruido del teléfono cortándose, al embarque final, al haber frustrado tantos planes. A esa última vez que te vi con esos ojos.

sábado, 24 de julio de 2010

una palabra que empieza con P

Me pesa, ¿sabés? El cartel de pelotuda, sí, este que tengo colgando del cuello. Me pesa acá y en la China. En realidad le pesa a cualquiera que lo use. Al principio lo negaba, no quería ver que estaba ahí muy vivito y muy coleando. Después con el tiempo aprendí a asimilarlo y a vivir con él. Unos meses después lo estaba llevando con orgullo y casi que lo quería.
Pero ¿sabés? Ahora ya ni lo siento. Ni lo siento en comparación a lo pesado que supo ser- Hay veces que hasta me pregunto si sigue ahí, lo miro y me doy cuenta que está pero por otras razones. Si me pongo esta camiseta es porque realmente la siento, porque me siento una pelotuda y porque soy una pelotuda a conciencia por más de un motivo y en más de una ocasión. Podré ser terca, impaciente, histérica, incomprensible, resentida, egocéntrica, irónica, negadora, pero pelotuda por el sólo hecho de ser pelotuda jamás. No me trae ningún beneficio y no me produce ningún tipo de placer.
Que me hayas tomado por pelotuda puede ser; yo sé que camino, como, respiro y hasta hablo por teléfono como pelotuda, también sé que no soy fácil de distinguir: medio que me camuflo en la maleza de la gente normal que bordea lo pelotudo. Pero te juro-juro que no lo soy. Me doy la cabeza una y otra vez cual pelotuda contra la pared, pero yo supongo que es nada más por eso de que soy terca que te mencionaba antes. Ya hay como cosas que después de hechas me doy cuenta y digo "¡pero qué pelotuda!" después se me pasa, me olvido y vuelvo a hacerlas. Es como un círculo vicioso de la pelotudez, algo que hasta un nene de cinco años entendería. De vez en cuando se es pelotudo al azar y por ninguna razón en especial, se lo es y punto. Después uno se da cuenta y vuelve a repetirse, y al mirarse al espejo grita: "¡pero qué pelotudo!". Mejores son las ocasiones, como esta, que una está medio a la deriva, esperando rescate y se queda gritando sola en medio de la nada. Cuando ya pasada la situación una mira más en retrospetiva se da cuenta del calibre de pelotuda con la que se está hablando. Y hay niveles y niveles de esos; están los que todavía no saben que son pelotudos, están los que lo saben y son doblemente pelotudos por tratar de ocultarlo, están los que lo niegan, están los que van por la calle con cara de pelotudos, están los que se tiran el café hiriviendo encima y estamos nosotros: los consagrados y a mucha honra. Hay una variedad infinita..¡es que somos tantos los pelotudos! Pero quiero decirte que me esforcé mucho para llegar donde estoy, para ser lo pelotuda que soy. Así que así, sin preámbulo más que tu cara, que vengas a pretender destronarme no, no, no, no y no. ¿Vos te pensás que es fácil estar acá? Son años de hacer lo mismo pero un poco distinto siempre, años y años con la famosa "prueba y error" (fuera de que es algo nato, ¿no? también..démosle un poco de crédito a los genes que me preceden y no me dejan mentir).
Y me cansé de que me pese sólo a mí el cartel de pelotuda, porque de última, más pelotudo es el que te lo pone, digo..no? Ese que decide que por determinada actitud o reacción tenés que enfilarte con los pelotudos. Pero no sólo eso, o a lo sumo no simplemente eso, me parece más pelotuda tu actitud con todo. Tu nivel de cero responsabilidad, de asumir las cosas como un adulto, de concentrarte en tantas otras cosas antes, de ser tan PELOTUDO (si se me permite la palabra) en no darte cuenta. Pero vamos! Cuántos años tenemos? Me parece muy de pelotudo tu inmadurez en todos los sentidos posibles. En las conversaciones al respecto, en los movimientos, en tu dejadez, en tus comentarios, en tu actitud constante de "acá no pasó nada".
Pasó. Pasó y hacete cargo. Te digo más: no sólo que pasó y deberías hacerte cargo porque aportaste mucho a la causa, sino que podrías salir de esa pose pelotuda por un rato y decírmelo en la cara.

miércoles, 21 de julio de 2010

Todos quieren cerrar el negocio

Qué hora rara las ocho de la noche. Los negocios cerrando. Algunos por inercia, otros esperando que mañana sea mejor, otros un poco más ansiosos por cerrar. La ciudad está dinámicamente tiesa por un rato, todos cirulan, transitorio todo lo que hacen, vuelven en sus autos con el día en la cabeza. Todavía no se dan cuenta que la radio no responde ni ofrece soluciones; le siguen hablando como si fuera un viejo amigo. También a las ocho de la tarde se pueden encontrar personajes un poco menos bizarros que a las cuatro de la mañana pero que están un poco más escondidos de nueve a 5. Hay de todo, trabajadores escuchando música, abuelitas con las últimas compras, estudiantes leyendo, tratando de escapar del día a día (es el único de todos que puede irse lejos, característica propia de los chicos, los poetas y de los adultos que se niegan a madurar creciendo- o al menos por un rato-). Están esas señoras de oficina que en el camino a casa se entretiene chusmeando las cosas de oficina. Hay de todo a las ocho de la noche en la ciudad, pero sobre todo hay ganas. Ganas de llegar a casa, ganas de encontrarse con una sorpresa, ganas de cenar con amigos, ganas de tomarse un trago y sacudirse un poco el día de encima, ganas de reencontrarse, ganas de leer un buen libro. Hay ganas por las ganas propias. Hay ganas por eso que no está dicho.
La luz es distinta, la vibra de las moléculas no es como la del resto del día; se siente como una mañana pero más cansada, como después del mediodía pero con menos comida en el estómago, en realidad es como todo el resto del día pero distinto. Las ocho de la noche es, por definición, la noche con puntos suspensivos. Es oportunidad, es deseo, es expectativa, es esperar, es intento.
Es levantar todas las noches el espejo caído de la noche anterior y con lo reconstruido hacer algo nuevo.
Es persiana baja, es cartón en la esquina, es ruido de llaves, es una avenida con un mar de luces rojas, es música de fondo, es charla amena, es organizar los últimos papales.
No es casualidad que se pueda referir a las ocho de la tarde o a las ocho de la noche, dependiendo del solsticio.

martes, 13 de julio de 2010

No sé si mi mayor defecto está en que no sé cerrar paréntesis o si mi mayor don es no detectar cuál es. No sé si me lo hago apropósito o todo el mundo tiene esta veta medio enferma. Que me involucro mucho, que me alejo bastante. Que me afecta bastante o que me muestro impávida. Que te respondo con frialdad o que te cuento detalles. Que te moleste, que reacciones, que te genere algo en alguna partícula de tu persona.
De cualquier manera, no sé exactamente qué soy; pero sigo creyendo, que mi mayor defecto y mi mayor don hasta hoy fue, a la vez, haberte querido.

Mi renuncia firmada.

Ya desarrollé toda una técnica muy elaborada y hasta casi te diría de doctorado para que cuando pase por tu casa no me imagine lo qué estás haciendo. O camine más lento como esperando que saques la basura y encontrarte de improvisto. Tiene varias versiones la táctica puramente metafísica que inventé. Una de ellas es cuando atiendo el teléfono y ya no pienso que sos vos; o al menos eso me digo en mi cabeza y alguna que otra vez medio dormida a algún que otro telemarketer. Me cercioro de pasar rápido por las fotos que tenemos juntas así no preguntan "¿y él..quién es?" (porque ya es más bien un "quién fue"). Dejé entrar una cantidad copiosa de spam así quedan bien pero bien abajito tus mails. La que es in-fa-li-ble y sigo al pie de la letra es la de negarte. ¡Uf! Pero QUÉ bien me sale esa. Si me vieras, si me vieras..estarías tan orgulloso de mí! Vos que siempre todo te lo supiste guardar herméticamente, que cada tanto suspirabas un dejo de amor por ahí, un abrazo como un premio consuelo, me regalabas simplemente porque sí una sonrisa o una mirada. Vos que todo lo pudiste en su momento y todo lo sellaste. Estarías orgulloso al ver cuánto involucioné en todo este tiempo, cuánto me rebajé a tu altura. Cuán callada con ciertas cosas puedo llegar a ser a pesar de mi personalidad histriónica. Tan desenvuelta, un grado de madurez excepcional. Y volví a los 15, más o menos tu edad mental actual. Volví a cometerme los mismos errores, sabotear las mismas relaciones, enojarme con los mismos actores y no conté con los diferentes factores. Volví a dejar abiertos cajones con los que me golpeo cada vez que me levanto. Y te juro que es frustrante, llega un punto en el que se vuelve bastante bastante frustrante. Decir "pero puta! yo sé que está ahí adelante, ¿por qué carajos no lo saco directamente del camino o lo esquivo?". Y ahí, de vuelta, estarías muy orgulloso de mí. No sólo que me lo guardo y lo digo en la intimidad de mi oscuro cuarto cuando ya ni la noche toca la puerta. Sino que, además, ahora me presento alternativas. Y pienso y pienso, y no actúo y no actúo. Y dejo pasar las horas, y los días y las vidas y las opciones como tranvías. Te juro, soy una copia calcada tuya. Ahora no sólo me lo guardo, me auto ofrezco alternativas, sino que ENCIMA una de ellas es tratar de olvidarte. ¿No te acordás cuando vos lo intentabas conmigo? Yo sí, y hasta en un punto me daba ternura. Como haciendo fuerza, como queriéndolo en serio con ganas. Puf que desaparezcas, pero no, no funcionaba. Siempre estaba ahí para recordarte que no iba a ser tan fácil.
Y me verías con ojos de padre si supieras el esfuerzo que le estoy poniendo a esto, las ganas y la convicción que tengo para llevar acabo este plan a la perfección.
Igual te agradezco, porque de una manera u otra, me dejaste que te deje. Siendo cobarde, tapando tus cosas, negando las nuestras; a tú manera lograste que te pueda dejar. ¿Y no era lo que más querías? Bueno, acá lo tenés.
No voy a negar lo macabro y cínico de este sistema, pero hasta ahora me viene funcionando.
Espero que sí la encuentres. Muy dentro de mí espero que sí la encuentres. Así el día que la vea te pueda decir todo lo que le falta.

fatalité

No sé si es la salida o la mejor manera de solucionarlo. No sé si es respuesta formal o es dejarlo abajo de la alfombra. La realidad es que ahora no lo sé, como no supe por bastante tiempo todas las cosas que voy a enumerar. No lo sé y ya ni sé si a este punto del partido me interesa saberlo.
No saber todo este tiempo me dejó en esto, en la nada. No saber qué esperar, no saber qué hacías, no saber si esperarte, no saber qué hacer con el resto. No saber si lo que habíamos construido sirvió alguna vez de algo, no saber si te fui funcional, no saber si te fuiste fiel. No saber si te comió la vergüenza o te apabullaron los comentarios. No saber bien qué pensabas o cómo sentías.
Fue estar en un limbo.
Que como tal no es malo; nada per se es malo. Pero que indudablemente, no tener la capacidad de poder dirimir, como toda mi vida pude, me afectaba. No poder decir abiertamente lo que sentía, me molestaba. No haber sido capaz de blanquear lo que creía (con estas cabecitas que todo lo razonan!) me hacía mella. No saber para dónde encarar el 300% de las veces, me jodía bastante.
Y el pretérito ayuda, el hablarlo en tercera persona también. El sacármelo del sistema, como escupido, como lagrimeado, como vomitado en el pasto por segunda vez en mi vida.
Haberme quedado tranquila por un momento, pensando que ya se me iba a pasar, que ya se iba a terminar, que en realidad no era ni lo que queríamos, ni lo que necesitábamos ni lo que buscábamos.
Fue maravillosamente amable de tu parte, recibo hoy con mucho cariño uno de tus abrazos, pero creo que de acá en adelante está todo dicho.
Que de acá en adelante no hay vuelta atrás.

...

Cuando lo monótono los invade, cuando los silencios pasan a ser incómodos, cuando sólo encontrarse les trae nostalgia. Cuando las horas ya no pasan porque sí, cuando ya no se buscan los tiempos, cuando ya no se encuentran en las miradas. Cuando los días ya no tienen la misma música que antes, cuando preferís zambullirte en el olvido. Cuando todo queda tan lejano, cuando todo del otro es un extraño. Cuando las preguntas ya no son más respuestas, cuando los consensos son discusiones. Cuando ya hasta se reniega el salvataje, cuando ves cómo todo se cae y sólo te podés quedar quieta esperando no caer con eso.
Cuando ya no hay más nada para hacer.
Cuando ya no hay nada más que decir.
Cuando ya nada es lo mismo.
Cuando ya todo te da igual.
Paro y pido.
Que me de un tiempo, que me de unos metros de ventaja, que me haga creer por un rato que en realidad soy yo la que viene ganando.

martes, 6 de julio de 2010

Todavía está el vapor en el baño que de vez en cuando invade el pasillo. La borra de café del desayuno sigue intacta. Todavía quedan un par de cosas tuyas acá alrededor. Las flores que plantaste algunas murieron. Otras pelean para sobrevivir, bien sabés que nunca me llevé bien con la botánica. De las fotos sólo guardé las que me gusta la composición o saliste mal. Varios de los regalos que me hiciste por suerte los guardé en cajas. Ya en el día a día no me pesa tanto tu ausencia. Hoy, sin ir más lejos, no había pensado en vos hasta ahora.
Se siguen pasando las tardes, una tras otra y yo me sigo preguntando: ¿por qué te fuiste si yo todavía te sigo escribiendo?

lunes, 28 de junio de 2010

Av. Libertador

¿Por qué llegan siempre en el peor de todos los putos momentos de la galaxia? nunca un día que están por el barrio y vos bañada. Nunca te tocan el timbre el día que, recién llegada de la peluquería, estás casualmente haciendo nada. Nunca van a las fiestas cuando estás divina a pesar de que habían súper confirmado su asistencia. Nunca te los cruzás de casualidad en la calle cuando estás volviendo de su casa. Mucho menos te lo cruzás con él.
Hacés los planes más maquiavélicos, y meticulosamente planeás todo; nunca termina pasando. Porque el Sr. Destino tiene cosas mejores pensadas para nosotras, aún más macabras de lo que nuestra pequeña cabecita puede llegar a lucubrar en sus mejores estados iracundos.
Siempre llegan cuando estás contenta, con otro y con las cosas que no hablaron más que olvidadas. Vuelven y le dan vuelta al puñal, jurando que va a ser la última vez. Que es la última vez que hablan, que es la última vez que se ven, que no se considera alta traición. Aparece el mail cuando no tenés ganas, reconocés su número en el celular cuando ya lo habías borrado, te lo encontrás fortuitamente cuando no estás preparada. No lo ves con la ropa con lo que lo ves en tu imagen mental cuando pasa, no estás con la actitud que quisieses estar, no se encuentran bajo el contexto que quisieras. Más bien todo lo contrario. A veces es algo medio impuesto, que es muy incómodo al principio y después se van aliviando un poco las tensiones. Otras es la simple, pura y muy puta casualidad que aparece cuando menos la buscás y la esperás horas mientras más la necesitás. Otras intentar forzar las casualidades nos dejan con resultados nefastos, las manos llenas de sangre y la vuelta de la herida que parece ser que no va a cicatrizar más.
Sentimos que sentimos lo mismo que la primera vez, se nos obnubilan los ojos con lo que representaba y nos olvidamos de todos los problemas que nos llevaron a este momento. Nos olvidamos de toda la mierda y sintetizamos en un cuadro de amor solitario todo lo que podríamos haber sido.
Cuando después de saludarte sigo caminando con el pelo revuelto, cara de resaca, amores que me pesan en la cartera y kilómetros que se desgastan; me doy cuenta que sí. Que estuvo bien, que era la manera en que las cosas tenían que pasar y no me queda más que agradecer.

domingo, 27 de junio de 2010

pero no puedo.

Y me re cago en tu doble discurso constante. En lo que hacés pero no decís, en lo que pensás pero no blanqueás. En lo distinto que te ponés y en lo genérico que sos. Me cago no poder decirte que me cago en vos en tu cara. En que tenga que analizar ocho veces las cosas antes de decírtelas. En que parezca que sobreanalizás cada regalo cuando yo soy la analizada generalmente. Las escenitas que planteás, lo indolente que te mostrás frente a las cosas. Me cago en que no seas para nada mi tipo. En que no te gastes en serlo. En que me dejes bien claro que yo no lo soy tampoco. Y de nuevo me vuelvo a cagar en tu doble discurso. Porque si no quisieras tranquilamente lo podrías verbalizar, digo yo, ¿no? Tenés boca, tenés brazos, tenés sentimientos, tenés pecho. Pero no, preferís dejarme siempre en la puta incertidumbre. En no saber qué vas a creer si digo tal cosa, si voy a quedar en falta haciendo tal otra. Si la gente piensa o la gente dice. Si tu hermano, si mi prima. Si las cosas se terminaran mañana, si nos dejásemos de tratar. Si me dejases de tratar siempre como para lo último, como para lo que "hay que hacer", como una obligación más en tu vida diaria que te pesa. Y que me lo hagas saber, a tú manera y siempre siendo bien diplomático, que te peso. Que supuestamente te busco y alegás con extrañeza las causas a factores exógenos. Como si de lo que estuviéramos hablando fuese una puta ecuación. No, enterate que no. Que en ese caso deberías plantearla entera, sin más de una incógnita excepto el final. No como todo lo que hacés a media, mediocre.
Me cago en que te de paja, y me cago aún más los días que te interesa. Cuando le ponés garra o cuando decidís no comentar nada al respecto. Que no sepa nada de tu parte, en eso me cago pero bien. Bien en el sentido de que el día de mañana que me encuentre con alguien así de cagón en mi vida sepa cómo manejarlo: no haciendo nada. Que es como tú lugar, ¿no? donde te sentís bien cómodo y si alguien aparenta estar intrusando ya saltás. ¡Pero qué bien! qué bueno por vos y por todos los años de vida que te quedan guardados adentro de tu cajita muy divertida, privándote de todo lo que querés por vaya a saber uno qué cosas, estando bien pero bien seguro adentro de tus límites mentales. Bien por vos y por la vida longeva que vas a llevar, sin grandes exabruptos, sin jugártela por nada y mucho menos por nadie. Yo creo que es el miedo, es el miedo al miedo que le tenés, el miedo a lo que digan, el miedo a lo que pase, el miedo a no querer avanzar, el miedo a retroceder, el miedo a decir las cosas de frente, el miedo a que las cosas vuelen por sí mismas, el miedo a no poder controlar todo a tu al rededor, el miedo a que el día de mañana las cosas se vuelvan retroactivas, el miedo a que te activen, el miedo a dejar todo tu privado, el miedo a lo mucho que puede pesar mi pasado, el miedo el miedo. Por lo pronto yo soy yo y no tengo tanto miedo al respecto. Que pase lo que tenga que pasar, el tiempo lo dirá, etc. Pero siendo yo y conociéndote me re cago en vos y en tu miedo.
Y en que me atribuyas todos tus problemas. No, me cago y me vuelvo a cagar en eso, hacete cargo. Hacete cargo por primera y única vez en tu vida y resolvelo por tu cuenta. Fijate qué es lo que necesitás, querés, buscás. No pongás cara de perrito mojado por cada diferencia, no arreglás nada con eso. Te humillás, a mí me hacés quedar como la mala. Que te sofoco, que me ahogo. Me cago en que no aceptés tus errores, tus errores fatales que me viven dejando a mí al filo. Que no pienses, que hagas y no pienses. Que sientas y no lo digas. Que reacciones y no pienses. En que no te decidas también me cago. En que no sepas qué carajo te pasa por la cabeza.
Me cago en que aparezcas cuando tenés ganas, que te vayas cuando querés por la puerta muy poco sutilmente. Tu manera nada saludable de llevar las cosas y de lidiar con situaciones. Tu forma poco madura de tomarte las críticas. Me cago en que intentes hacerte el malo y el frío. Enterate: no te sale. No conmigo. Sólo hacés que noches como estas que me acuerdo que existís, me salga la bronca por los poros y me cague en todo lo que representás. En vos, en tu existencia, en tus manías, en tus pseudo-relaciones, en tus defectos, en tus complicaciones, en tus halagos, en tus miradas; en tu vida.
En noches como esta me da ganas de cagarme en vos.

domingo, 6 de junio de 2010

Me gusta que a veces se me haga complicado estar enojada con vos por más de un rato. Que si me rio es sincera mi sonrisa y que tu llanto lleva mucho de mis lágrimas. Que tengo una sobra de voluntad por verte y una completa falta de interés por volvernos a pelear. Una genuina satisfacción me queda después de cada rendez-vous.
Por adjetiva que me quiera poner y terminológica, en aspectos semánticos y pseudo científicos, hay algo que no me deja. Y son las pocas maneras que hay para describir la sensación que tengo cuando entrás en el cuarto.

nos u otros

Pensar que creíamos que nos las sabíamos todas, nos llevábamos el mundo puesto y ahora nos la pone a nosotros; a nosotros que mirábamos atónitos por la ventana, como no entendiendo mucho la situación ni por qué. A nosotros que durante años estuvimos haciéndonos en nuestra salsa, nosotros que no nos arrodillábamos frente a nadie, nosotros que sufrimos como pocos, a nosotros que nos salió mal más de una vez. A nosotros que pensábamos que todo se terminaba mañana, a nosotros que era nuestra manera o ninguna manera, nosotros que creíamos que toda crítica era destructiva, a nosotros que sólo veíamos drama o comedia alrededor, a nosotros que en nuestra escala cromática no teníamos grises. A nosotros que era pelea tras pelea, a nosotros que supimos superar cosas, a nosotros que no entedimos muchas otras, nosotros que poníamos las manos en el fuego, a nosotros que creíamos y descreíamos con la misma facilidad. A nosotros que poníamos toda la pasión en algo, a nosotros que no medíamos las consecuencias, a nosotros que la mayoría del tiempo era a matar o morir, a nosotros que no nos preocupaba el paso del tiempo, a nosotros que estábamos libres de responsabilidades, a nosotros que nos importaba querer, a nosotros que amábamos odiar, a nosotros que necesitábamos amar. A nosotros más crudos y viscerales, a nosotros que sentíamos con la piel y los huesos, a nosotros que realmente nos dolía el alma, a nosotros que nos ahogábamos en un vaso de agua, a nosotros que ocultamos pendejadas, a nosotros que aprendimos a fuerza de voluntad, a nosotros fuera de tiempo, a nosotros empecinados. A nosotros que no esperábamos, a nosotros que dejábamos colgado por un rato, al nosotros pudoroso y de entre casa, al nosotros de fiesta y con ánimos, a nosotros dispuestos todo el tiempo, a nosotros para lo que sea, a nosotros que queríamos todo, a nosotros que queríamos ya, a nosotros que queríamos y punto. A nosotros pesimistas, a nosotros alertas, a nosotros latentes, a nosotros arriba, a nosotros solos. A nosotros por nuestros ideales, a nosotros por esas ideas, a nosotros por los planes, a nosotros por la fantasía, a nosotros por todos los juegos, a nosotros por todos nuestros viajes, a nosotros por las miradas cómplices y a nosotros por los actos sanguinarios. A nosotros por los celos, a nosotros por las lecturas entre líneas, a nosotros por las manos, a nosotros por los moméntos, a nosotros cuando nos logramos entender, a nosotros cuando nos separamos, a nosotros con los tiempos en el medio, a nosotros por tanto, a nosotros por haber esperado, a nosotros por haber compartido. A nosotros que no mirábamos hacia el pasado, a nosotros que apenas nos interesaba el futuro, a nosotros inmediatos, a nosotros que no creíamos en los mediadores, a nosotros por ingenuos, a nosotros por coloridos, a nosotros por coquetos, a nosotros por geniales, a nosotros por cuidados, a nosotros por querernos hacer los misteriosos, a nosotros por llegar a lugares, a nosotros por estar expuestos, a nosotros por las mariposas eternas, a nosotros por las suposiciones, a nosotros por nuestros errores deliciosos. A nosotros embolsados y encasillados, a nosotros cambiantes, a nosotros aceptándonos como éramos, a nosotros con nuestros defectos, a nosotros casi sin virtudes. A nosotros problemáticos, a nosotros con nuestras lluvias intermitentes. A nosotros sin censura, a nosotros copiosamente editados, a nosotros con horrores. A nosotros con nuestras mañas, a nosotros con nuestra ropa y equipaje, a nosotros con estas caras. A nosotros por la frontalidad, a nosotros por la sinceridad, a nosotros por la hipocresía, a nosotros por las mentiras blancas, a nosotros por el humor negro, a nosotros por el cinismo y a nosotros por nuestras risas. A nosotros como uno, a nosotros como cada uno por su lado, a nosotros tomados por un todo, a nosotros dividiendo los tantos. A nosotros caóticos e irreverentes, a nosotros tomados, a nosotros hormonales, a nosotros creyentes y a nosotros ateos. A nosotros puteando, a nosotros tomándonos las cosas menos seriamente, a nosotros mirándonos, a nosotros tanteando el terreno medio a ciegas, a nosotros con toda, a nosotros no tanto. A nosotros por los otros, a nosotros por el qué dirán, a nosotros por las salidas, a nosotros por la locura, a nosotros por la dinámica, a nosotros porque lo leas y no lo entiendas, a nosotros llegando tarde, a nosotros totalmente perdidos, a nosotros adelantados a todos, a nosotros los incomprendidos de siempre, a nosotros habituados mutuamente, a nosotros moldeados con la forma del otro, a nosotros casi sin serlo.
A nosotros por esto, a nosotros con ganas.
Por eso brindo hoy y le deseo buen viaje donde quiera que esté ese nosotros.

boom!

Es verdad que si empiezo a escribir no paro. No sé si es bueno o no, no sé si lo hago bien o no; pero no paro. Hoy discutíamos con unas amigas el fin del arte, de cualquier arte; de las interpretaciones que le puede dar el "espectador" a una obra de teatro, a una poesía, a una expresión o a un cuadro. De lo que te remite y sobre qué te hace acordar. Con las cosas que te sentís identificado, con pasar de los singular a los universal en apenas unas palabras, un trazo o una nota. Inconcientemente ponerle un valor sentimental a las cosas, relacionarlas, ideas asociadas y actos fallidos.
También hablamos del peso emocional del cuerpo, de lo angustiante que puede ser no poder llevar un ritmo, sentirte corto de aire, no saber si lo estás haciendo bien o querer resaltar en todas tus posibilidades. De lo complicado que es siempre entregar a tiempo y perfecto, de lo mecánico de la mente, de las lamparitas que se prenden y de las que se anulan con el tiempo o con el poco uso. De los peces y de los vinos. De los llantos: de EL momento, de LA pelea. Historias, contar cuentos con los ojos cerrados, chistes sobre traducciones fieles, sobre el sexo de las moscas.
Tuvimos una charla sobre los chicos y el dibujo, sobre cómo la sociedad te condiciona y sobre "el circo de la vida". Hablamos sobre las mañanas y las noches, y sus consecuencias o sus probabilidades; sobre las ocurrencias y los desatinos.
En un momento también tuvimos miedo, se pelearon los gatos, hablamos sobre los gatos, Whishkas, la relación con los gatos, ser directa con una nota o con una mirada. Las cosas que no funcionaron y que creíamos que sí, los días de saber que era el principio del fin como quien dice, de efemérides y de fantasmas olvidados.
Hablamos del futuro, del presente, de las cosas, de lo Zen y de la expresión corporal. De la psicología mágica y de los problemas mentales, la psiquis y Psicósis, la metafísica de la terapia, la terapia dentro de la terapia; la actividad lúdica por lo lúdico, no tener que encontrarle una finalidad a todo. De zoom in y zoom out, de acercamientos y alejamientos, de las posibles reacciones, de las depresiones. De conseguir lo que una quiere, de buscar lo que una necesita. De no tener que hacer caridad, de no ser una total yegua. De cómo hacer duelo, del verbo discernir, de mudanzas, de significado y significante, de Macanudo, de guitarristas, de cosas triviales, de saquitos de té y ropa para el frío.
También le dimos espacio a la mirada del otro, a la auto percepción, de lograr lo que una se propone -aunque creo que ya lo dije-, de cuál es el miedo de decir que no, cuál es la razón que nos mueve, el odio y la tristeza, de cuán hasta las pelotas estamos con cierta gente, de cuánto nos llenaron las pelotas también, de los tiempos de cada uno, de las agresiones, de la diplomacia de las peleas, de identificar un parate, de la soberbia y la altanería, de la seguridad y nuestra vulnerabilidad en ciertas situaciones, de la supuesta ingenuidad que se nos concede, desde nuestro lugar en el mundo hasta lo que adjudicamos abiertamente como problemas propios de nuestros padres, de las emociones y la convivencia, de frases que no querés volver a decir (o por lo menos no en voz alta), de cosas que no querés volver a hacer porque aprendiste de la experiencia y sabés que te hace mal, que está mal o que simplemente es malo. De los flashbacks y de las risas, de los chicos y el mundo sensible, de los dragones y las cosas que nos atraviesan, de los miedos, de los libros y de las cartas. De materias y de planes a futuro. De saludos, de momentos incómodos, de lo que sentís vos en el cuerpo y las sensaciones que están a nuestro alrededor. De la gente que no se anima y de la gente que se la juega. De la gente que habla y de la gente que fanfarronea, del Diego en el 86'. De los rumanos y la ardua tarea de romper barreras idiomáticas, del trabajo que llevan ciertas cosas, de las miles de maneras distintas de llegar al mismo resultado, de la creatividad y de las carilinas. A las llamadas por teléfono y a las historias a media asta, a lo que pasa si no se activa, a las idas y a las venidas; lo que normalmente llamamos histeriqueo pero no, otra cosa.
Y no sé porqué escribí todo esto, sólo que no paré. Y por eso, en parte, sigo.

A las cosas por su nombre

A la gente por su utilidad, a las cosas por su valor, a los perfumes por sus recuerdos, a las caricias por sí mismas, a los reencuentros por las memorias, a la memoria por las historias, a los instántes por los momentos, a los temas por hablados, a los silencios por repetidos, a las costumbres por malas, a las máscaras por incómodas, a los animales por básicos, a la modernidad por asquerosa, a las mujeres por resentidas, a los problemas por circunstanciales, a las opiniones por congruentes, a los hombres por vistos, a las aventuras por épicas, a los colapsos por deslices, a los errores por aprendidos, a las formas por su contenido, a los sueños por hechos, a las verdades por relativas, a las expresiones por puras, a las conversaciones por complementarias, a los impedimentos por objetivos, a los controles por obtusos, a las tangentes por ricas, a las realidades por espejismos, a los árboles por gelatina, a las metáforas por prefabricadas, a los nudos por lugares, a los no por respuesta, a las sumisas por pobres, a las películas por abridoras, a las experiencias por sabias, a las preguntas por válidas, a los parciales como nulos, a los astros por comestibles, a las subidas por fascinantes, a las letras por sangre, a las relaciones por sus tiempos y a vos por vos.

jueves, 13 de mayo de 2010

Podría tener menos sueño, más ganas de dormir.
Podría estar menos predispuesta a llorar, más acá.
Podría concentrarme más en las cosas que me hacen bien, menos en las que hago por otros.
Podría cambiar de religión para variar un poco, seguir siendo agnóstica para no perder la costumbre.
Podría intentar estancarme un poco menos seguido, salir mejor a flote.
Podría quejarme menos y hacer más
Podría blanquear un poco más e ir de frente, o a lo sumo aprender a cagarme menos.
Podría postergar los planteos para otro día, tener más fuerzas para dar pelea.
Podría describir hasta lo que no me acuerdo, cambiar lo que sí.
Podría negarme un poco menos las cosas evidentes, partir de esa base un poco más.
Podría ser un poco más madura, más de las que van con el desayuno.
Podría dejar de cagarla siempre (esa es una gran opción).
Podría ser un poco más organizada, más de la de agenda por temporadas.
Podría obviar pasos,
Podría aceptar errores, menos inconvenientes.
Podría perdonar más fácilmente, con menos ironía.
Podría llamar de vez en cuando, pretender un poco menos.
Podría hablar menos, estar más pendiente.
Podría venir más seguido, estar más expuesta.
Podría juntarme con otra gente,
Podría relajar un poco más, jugar un poco menos.
Podría dramatizar un poco menos, jugármela un poco más.
Podría ser un poco más causal y menos espontánea.
Podría dejar menos comas sueltas,
pero bueno..mañana juro que lo intento.
De acá para adelante. Lo que sea que pase, de acá para adelante. No quedarme en la liana de la nada misma, evitar volver sobre los temas recurrentes que no me llevan a ningún lado, cambiar un poco de primera persona, no mencionar esa gente de la que no quiero saber de sus vidas, que no me interese lo que estés haciendo o planeando. Dejar de maquinar un segundo "qué hubiera pasado sí..", si lo pensaste en ese momento, si lo hacés apropósito, si nunca te vas a dar cuenta.
Así que..de acá, para adelante.

lunes, 3 de mayo de 2010

re: dream

Sueño..sueño..eso es lo que siempre fuiste para mí, desde el día en que nos conocimos. Lo fuiste y nunca dejaste de serlo. En sueño estábamos, en sueño caminábamos, en un sueño largo nos besamos. En sueño te quise a distancia, en sueño viví esperándote, en sueño te hablaba. En los sueños te recordaba, en los sueños te volví a tocar, en los sueños volvimos a caminar juntos, en los sueños volví a viajar. En sueño me mostraste el lugar que más te gustaba y en sueño encontré el lugar que más me gustaba de tu pelo. En sueño hice planes y recetas, en sueño averiguaba, en sueño visitaba cuartos de hoteles. En sueño se paseaba el reencuentro una y otra vez por mi cabeza.
En sueño te soñé.
Soñando te esperé.
Y soñando con esa carta llegó el día y repentinamente se me hizo de noche. Como una patada en el medio de la panza, como algo que tenía guardado en el fondo de un cajón hace años, como ese trago amargo siempre en mi garganta, como ese tema tabú del que ya no hablo, como esa angustia desde el medio del pecho que me paraliza y me deja, de nuevo, estancada. En un momento, en un lugar. En ese momento. Soñé con todas las cosas que me dijiste, con las cosas que me prometiste y que yo creí ciegamente.
Estaba saliendo de ese sueño y de repente apareciste y tu recuerdo se hizo más real y presente que el día en que nos conocimos.
A mí personalmente, me gusta la parte en que te hacés añicos contra el suelo y desaparecés. Cuando ya no sepa decir si eso que se estrelló fue una noche o una playa. Cuando los pedazos son tan chiquitos que hacen irreconocible la imagen completa. Cuado es más facil tirarlo que arreglarlo. Cuando ya no pueda ver ni mi pelo reflejado en ninguna de las partecitas. Cuando las espinillas sean tan chiquitas que no me duelan al pisar. Cuando al haberlo dejado ahí durante días no permita la regeneración espontánea. Cuando te esfumes tal como apareciste. Cuando pueda por fin levantarme un poco y no mirar para abajo con miedo o buscando un parámetro. Cuando pueda erguirme y ver en la pared tu cuadro todavía intacto y que ya no me duela cada vez que se cae.

Pasado pesado

Totalmente innecesario comentarte que día por medio duermo con tu remera. Sería bastante más monótona mi charla si te mencionara cada vez que tu nombre se me cruza por la cabeza. Muy insoportable se me haría en el día a día recordarte. Demasiado insignificante en la charla con otro sería estar comparándote.
Una cuota importante de odio me llenaría sin pensase todo el tiempo que perdí. Irrelevante se haría el hecho de que intenté olvidarte; sobre todo viendo el buen trabajo que vos hiciste al respecto. Meter a mi ego en esto no tendría abstolutamente nada que ver. Normalmente un recuerdo tuyo me atosiga, pero respiro hondo un poco y por suerte se va.
Y a pesar de todo esto, frecuentes son mis ganas de volver a eso.
I have not been laughing until I cried and laughed again.
I have not been dancing 'til it hurt in my knees and back.
I have not been thinking once.
I have not been talking way too much.
I have not been running 'til I'm short of breath.
I have not been reading until I felt the story as my own.
I have not been listening to a song and remembered good times.
I have not been screwing things up.
I have not been turning things upside down.
I have not been yelling for no good reason.
I have not been jumping like crazy.
I have not been running in circles.
I have not been mumbling or cursing.
I have not been writing with my letter or even about the things I used to write.
Lately, I have not been myself at all.
Y en un instánte el mundo se me había cambiado. Para bien o para mal, todavía no estaba segura; lo único que sabía es que era para mí lado, como yo había querido y lo estaba llevando a donde yo habíando planeado. Sabía que los cambios a corto plazo iban a ser difíciles de aceptar y amoldarse a la libertad iba a ser complicado. Y donde antes me podía esconder ahora me iba a tener que acostumbrar al descampado. Que todo lo malo ya pasó en su momento. Donde antes me tiraba al agua como si nada ahora tenía que acosumbrarme a pasar por al lado y no tentarme. Donde antes las miradas cómplices se encontraban ahora me iba a quedar un vacío en el espacio. Que el espacio se me iba a ir ampliando con el tiempo. Que el tiempo iba a hacer mella y que ya no íbamos a ser los mismos. Que iba a ir entrando en cada una de mis ropas el frío gélido, donde antes supo estar su mano victimaria. Culpable de cada cosquilla, comezón o suspiro. Cualquiera hubiera sido la excusa para tenerte un poco más cerca. Y el juego enfermo cedió un poco y por un rato. Pero vuelta a verte y revuelta en mi estómago. ¿Qué te hacía sobresalir del resto? ¿Qué me hacía creerte tan especial? Si cada dos palabras era una mentira . Y viendo ahora para atrás fueron pocas y no tan dulces nuestras lunas de miel. La mayoría las festejamos antes del casorio: siempre poco convencionales. Yo esperando nunca tener que verme de blanco y con los chiquitos atrás que te tiran los pétalos, sólo eso..cómo envejecíamos juntos. Pero por suerte entendí bastante cuando te entregué. Maduré y cambié relaciones. Mejor no hablemos de ciertas cosas; que si querdaron implícitas por algo fue. Prefiero verlo como una buena película que se pasó en mi cabeza y bien, listo.
A otro tema.
De alguna manera siempre espero que vuelvas, pero con tus ganas y por tus propios medios. Porque seguir forzando la situación no nos estaba resultando a ninguno de los dos. Y como buen par nos mandamos nuestras cagadas triples.
Borrar los mensajes no va a hacer desaparecer el hecho de que lo que estás haciendo está mal. Tener un día bueno no implica que la temporada no sea una real mierda. Creer haberlo superado y por un ínfimo momento pensar "ya fue" no hace que a la larga te persiga; te encuentre y se quede, de nuevo, permanentemente con vos. Junto con el resto de los pensamientos voláties que lo encierran en un tiempo y en un espacio y viajan continuamente con él. Suponer que es aceptar ciertas cosas y no concretarlas, pero creer que el primer paso para salir era ese no significa que estés saliendo. Escribir más fuerte, como pisando con más fuerza como lo hacés en la calle no implica que tengas decididas ganas. Llorar angustiada sin razón aparente. Creer por instántes que las cosas están realmente saliendo a tu favor. Negar que se está haciendo cualquier otra cosa menos concetrarse en lo importante. Ya no saber definir algo como "importante". Ni siquiera saber si se lo quiere poner bajo la categoría de IMPORTANTE. Mirar las cosas desde afuera y representar todo aquello que siempre criticamos. Ser la muer débil, vulnerable, esquizoidea, histérica, paranoica, celosa, maleable, desprotegida, de blanco, limpia, pulcra, dependiente, obsesiva: una lisa y llana pelotuda. No saber la razón por la cual se lo es pero se intuye. Desligarse ruinmente de acciones. No llevar acabo lo que decimos, peor: llevarlo acabo a medias.
Ser tu mínima expresión.

Voces

Como campanitas tintineantes. Como la calma de las olas. Como las acciones sistemáticas. Como el ruido de un despertador. Como el tiempo pausado. Como el caminar constante. Como las gotas que caen. Como las bocins de los autos. Como el timer del microondas. Como las luces de los semáforos. Como una obra en construcción. Como la canción de un pájaro. Como el reloj de un taxi. Como las acciones en la bolsa. Como un cartel de neón. Como una escalera caracol. Como una luz rota que titila. Como las estrellas que desaparecen. Como las calles en otoño. Como la playa en verano. Como la ropa de colores.

escrutiñar

Y en la esquina de tu casa con nunca más nos vimos cerré la boca por primera vez en mucho tiempo y me dispuse a temblar.
Sabiedo que las cosas no iban a ser como antes y siendo conciente de que me iba a tener que ajustar a los nuevos cambios. No había sido lo más inteligente que hice en años esa movida pero sí, deifinitvamente lo más sincera y directa que había sido en mucho tiempo.
Con el viento a favor decidí alzar velas y franquear nuevos caminos.
Es bastante más facil mentirme cuando estoy desnuda, cuando estoy tan vulnerable que ni ropa llevo. Cuando quiero gritar a viva voz cosas que me guardo muy adentro, cuando prefiero dejar para un mañana que sé que no va a llegar conversaciones incómodas. Cuando vivo en total ensueño creyendo que vas a despertar al lado mío, cuando me acuesto al lado tuyo y te escucho respirar como si eso fuese el único y primordial sostén de mi vida. Cuando no puedo estar más de un rato enojada con vos porque sería estarlo conmigo misma y me molesta en lo más profundo de mi subconciente durante toda la semana. Y me da batalla, y me hace recordar que por mucho que lo intente estar enojada con vos se me hace imposible. Que por mucho que me lo calle se me nota en la mirada. Que por mucho que lo escuche lo voy a seguir negando y que por mucho que lo niegue, me va a seguir pasando.

domingo, 11 de abril de 2010

Es entrar en la trampa del malvado. Es creer que lo que se viene es una revelación y no ser más que una sorpresa que se le da a la inocencia de un nene de 5 años. Es ver señales donde no las hay. Es hacerse problema por algo que no existe. Es estar en nuestra mínima expresión. Es creer estar aptos para algo y no estar pero ni remotamente cerca. Es apostar todas las fichas al negro, cuando ya salió rojo. Es repasar los hechos una y otra vez. Es argumentar en círculo, con las bases de la nada y creer estar diciendo una verdad absoluta. Es ser todo eso que una vez escupimos a la cara manifestando total y absoluta repugnancia. Es crearse en la cabeza imágenes inexistentes de algo que nunca va a pasar. Es escribir con la mano, borrar con el pie y tatuártelo en la oreja. Es idealizar una y otra y otra y otra vez sobre los mismos tres temas. Es pensarse tan de avanzada y encontrarse tan en la nada.
Es ser una imbécil racional engañada con espejitos de colores.
Es esperar que todo pase y en algún momento, eventualmente, dejar de llorar.

domingo, 4 de abril de 2010

what if+clause

Pero de cualquier manera se hace presente la duda "qué pasaría si.."
Si viviera en otro lugar, si tuviera novio, si me gustase la horticultura, si me interesase la matemática, si supiera cocinar, si no me sonase la espalda constantemente, si tuviera más enchufes para poner las cosas, si mirase más tele, si leyera menos, si sonase menos superada, si recuperase viejas amistades, si encontrase algo realmente divertido, si descubriese algo en lo que realmente soy buena, si no intentase agradar tanto, si me empezase a arrepentir, si no me matara a presiones auto puestas, si hiciera más gimnasia, si ideara menos, si hubiera visto menos amaneceres, si fuera menos cariñosa, si invirtiera mejor mi tiempo, si fuese más organizada, si no me colgase en banalidades, si no creyese que el mundo es muy mediocre, si escribiese menos, si mi armario fuera más grande, si viajase más, si hoy no hiciese frío, si mañana me pusiera a leer algo, si ordenase un poco el caos de papeles, si me concentrase en hacer una cosa a la vez, si fuese más constante con algunas cosas, si pudiera ser un poco menos absorbente, si fuera un poco más tolerante, si no me colgase horas con las mismas canciones, si me importase menos la mirada del otro, si mi punto de saturación pudiese estirarse un poco, si supiese dibujar, si tuviese menos mambos, si no me creyese tan irreverente, si hiciese más, si odiara menos, si fuera un poco más fría, si no me hubiese mandado tantas cagadas, si estuviese menos a la defensiva, si sonase menos agresiva, si tocase la puerta antes de entrar, si diese otra imagen, si me interesasen menos ciertas cosas, si no malinterpretasen lo que digo, si mi nivel de vida fuese otro, si no mirase para atrás de vez en cuando, si me pelease menos, si sonriera menos..
Pero como, por lo menos hasta la fecha, ninguna de estas se cumplió; sigo siendo yo hoy y ahora ,con mis pros y mis contras.

STV

Estoy pasando por un momento típicamente Sara. Un momento de incertidumbre, indeterminación, que se podría prolongar por varios meses como se podría terminar de definir el fin de semana que viene. Un tiempo en el que los límites se confunden y se trazan líneas con tiza. Cuando las cosas no van del todo bien pero tampoco pueden alinearse con el total mal. En que mi neurosis está a una palabra demás de estallar, en los días que creo que todo vale y que soy imputable. Que la soberbia me arrastra, me lleva lejos y me hace creer que voy a poder sola. Después de un rato me doy cuenta de la locura del plan y me concentro en acaparar cómplices. No quiero amigos en estos días, sólo necesito gente que me diga que sí, que estoy cuerda y que estoy en lo cierto; no necesariamente lo tienen que creer pero por algo les pago. Después una vocecita me dice que me tranquilice y lo vuelva a pensar. ¡Dejo de pagarle de inmediato a estas personas que me están robando la plata! Vuelvo a las amistades, charlas de horas y horas sobre los mismos temas, y hablo sola esperando respuestas monosilábicas, generalmente afirmaciones a no ser que la pregunta que haya hecho sea retórica o haya terminado en un "¿no?". Dentro de las cuales hay momentos que me elevo fuera de mí, miro desde arriba la habitación en un plano picado y me pregunto: ¿qué carajos estoy haciendo? ¿porqué no PARA de hablar Sara?
Después me callo. Cambio a otro tema raudamente. Y por un tiempo vuelvo a ser yo sin tener que serlo, olvidando esa conversación y obviando tantas otras.

soliloquio

Y es verdad, si conmigo puedo ser totalmente abierta y sincera. Aunque a veces me trato de engañar, la negación no me lleva a ningún puerto y me encuentro atrás de alguna puerta en algún momento. Yo sola sé cómo soy un día de lluvia, o lo que pienso cuando dejo de pensar. Nada más me conoce con el alma desnuda mi alma. Y por más que algunas veces se haya parecido a algo por el estilo, las charlas profundas las sigo teniendo conmigo misma. Y la que se boicotea soy yo, y la que se cree genial por milésimas de segundo soy yo. La que piensa en todas las cosas a la vez soy yo. La que lo intenta y lo vuelve a intentar soy yo. La única persona capaz de asegurarme soy yo, así como también soy la única persona capaz de cagarme. Por más que hayan habido intentos desde afuera para hacerlo, todos fueron fallidos; porque solo yo realmente sé dónde y cuánto me duele. Si soy sincera es por un rato, momentos de flaquezas tenemos todos. Pero cuando estoy sola pienso y no hay mucha gente que me haya visto sin el maquillaje puesto. Ni mucha gente que me acepte sin la fachada que pongo. Mucho menos gente que atraviese la muralla que levanté hace tiempo. Tampoco hay mucha de esas personas que se interesen en mí sin lo que tengo. No sé, espero que me falte poco para saber quién soy en realidad, detrás de todos estos obstáculos que me pongo día a día. Y postergo mi confianza como si fuera de otro. Pero supongo que debe ser normal porque al final del día, cuando ya no queda nada ni nadie, lo más difícil es sentarse con uno mismo a charlar.

sábado, 3 de abril de 2010

Esos minutos eternos, esas llamadas en blanco, esas preguntas no hechas y después disfrazadas de gritos de atención. Esos momentos largos que desesperan y una no sabe bien si quedarse o irse. Porque no se sabe qué se está jugando.
Por estar tirados en el pasto daríamos la vida y sin embargo todo lo demás se vuelve tan complicado; las cosas más simples que son las que más disfrutamos se pierden cuando se trata de entender y racionalizar dónde estamos parados. ¿Qué más da si estamos parados acá, allá o en el medio de la nada? Hay que disfrutar el estar parados y listo. Porque cuando caminamos en cuclillas y vemos pasar a los erguidos los envidiamos, estando nosotros allá arriba estaríamos caminando con la frente en alto, bien orgullosos. En esos días que el aire se nos pierde quién sabe en qué cosas, que los viajes vuelven a ser como a los cinco, que los colores toman vida propia y..¡ni hablar de los olores! Que la música parece ir a tono, con corcheas que pasan al lado nuestro y nos saludan cual vecino de todos los días. El café tiene un aroma distinto. Y entonces pasa, lo que no queremos que pase. Y a las tardes de domingo, sistemáticamente, parece que les cae un balde de agua y llueven y llueven. Todas. Y las cosas más triviales del día a día se destiñen, los olores son más que mundanos y, hasta de vez en cuando, repulsivos. Meras señales e imágenes que antes no solíamos percatar ahora, sin que lo querramos, hacen que fijemos la mirada en ellas.

D

Cuando decreto que afuera hace frío, mi cama siempre es un buen refugio. Me escondo entre las sábanas y me hago chiquita. Me acurruco entre calores y sonrío. Me reservo de ciertos hechos y peculiaridades, espero la demora, anuncio la denuncia y el día se termina por suerte. Lo mato lenta y tranquilamente, lo miro a los ojos y lo enveneno. Como si no me interesase para nada, el día que viene lo trae la noche. Las horas de la tarde me dejan paralizada, como si no tuviese nada para hacer. Siento la incapacidad en mis huesos, es algo difícil de describir. Pienso en las cosas más triviales y se me hacen pesos fortuitos en los músculos. Decido si voy a comer, o por ahí no. Pero mi fuerza de voluntad no está para nada forjada esos días. La doblego y le pido gentilmente que se retire, que hoy no pase porque..hoy no. Entre lo gótico y lo desgreñado hoy decido dejarme de lado un rato. Creo que va a ser mejor así, no saliendo. Y entonces me convierto en un domingo caminante. Pasivo, con la mente en blanco, mirando desde la ventana cómo siguen todos con sus rutinas diarias. De cualquier modo no me cambia, a no ser que no haga frío.

jueves, 1 de abril de 2010

AM

Que no sea perfecto no lo hace imperfecto a mis ojos. Lo hace real y tangible.
Lo hace de acá y no de ficción. Hace que nos encontremos, hace que tarde el tiempo que tenga que tardar, hace que me tenga que esperar el tiempo que me tenga que esperar. Que no tengamos muchas cosas en común, se verá. Él hace poco me dijo que eso era lo que nos hacía divertidos. Estar relajada tirados en el pasto, poder reirme de cualquier forma. No entender por momentos y que luego la confusión sea claro histeriqueo. Que el esceptisismo de todos los anteriores se lo lleve un sincero "me acordé de vos". Ver a las parejas besándose y no desearlo, sino recrearlo en un futuro. Una relación mística y simbiótica. Esperar del otro lo que uno da. Contar para las cotideanidades. Entender por señales que se busca lo mismo, o al menos proyectarlo. Querer presentárselo a tus amigos. Saber que no importa cómo se muestre o lo que sea van a estar contentos porque se está radiante. Y es que así me siento, cuando mira brilla la piel y la mirada. Es algo muy loco, pensar que no lo conozco casi nada. Saber que lo puedo tener a una hora de distancia y que lo querría más cerca, lo hace peligroso. Lo hace real.

domingo, 28 de marzo de 2010

Tras un ciclo de recurrentes cagadas debería venir un descanso. Así como cuando las cosas están muy calmas creemos que ya va a llegar la tormenta. Como las veces que pensamos que las cosas no pueden ir más en barranca, osea, ¿de qué barranca estamos hablando? más bajo que esto no se puede llegar..pero no, sí! siempre hay un más bajo, siempre hay un fondo que no tocamos todavía, siempre hay un nivel intermedio entre el ahora y la total bajeza. Nos gusta mentirnos y creer que la próxima vez va a ser distinto, que vamos a cambiar. Pero no, en nuestra naturaleza no está el cambio per se. En nuestra naturaleza está la adaptación y punto.

lunes, 8 de marzo de 2010

Y en la esquina de tu casa con "nunca más nos vimos" cerré la boca por primera vez en mucho tiempo y me dispuse a temblar. No entendía muy bien si de frío, de miedo, de angustia. Sabiendo que las cosas no iban a ser como antes y siendo conciente de que me iba a tener que ajustar a los nuevos cambios. No fue lo más inteligente que había hecho en años esa movida pero sí, deifnitivamente, lo más sincera y directa que pude serlo en mucho tiempo. Con el viento a favor decidí alzar velas y franquear nuevos lugares.

Chills

Quiero no tener que estar caminando sobre cristal.
Quiero relajar un poco.
Quiero dejar de sentir mi peso en plumas.
Quiero ser indolente.
Quiero que no se me corte la respiración.
Quiero decírtelo de frente y sin tapujos.
Quiero dejar de escribir sobre lo mismo todas las noches.
Quiero dejar de pensar en lo mismo todo el día.
Quiero que me vuelva el alma al cuerpo cada vez que me nombrás.
Quiero que cuando te mencionen no tener que necesariamente sonrojarme.
Quiero no mirar a un lado cuando me mirás.
Quiero que pienses en mí.
Quiero que me veas como una posibilidad.
Quiero volver a amoldarme.
Quiero que me halagues con otros ojos.
Quiero que me hables de otras forma.
Quiero que me llames con otras ganas.
Quiero que me lleves de otra manera.
Quiero que dejes de ser tan cordial.
Necesito que me elijas.

Eve

Cuando ya todas las palabras están dichas y las miradas implícitas saben de qué se trata. Si algún día cruzo la calle y no me agarro de vos. El momento en el que deje de aferrarme a los recuerdos como si un huracán de nuevas historias estuviera a punto de arrasar nuestro pueblo. En ese lugar donde las cosa ya no se dan como se daban antes. Cuando sienta que te estoy dejando poco a poco. Si veo pasar a alguien y me preguntan por vos. Atender el teléfono y no responder a tu nombre. No moverme en los mismos círculos. El momento en el que el sólo hecho de verte no me cause repulsión. Volver a jugar con fuego como antes. Hacer que de la nada, de tu no presencia se cree un vacío. Abrirme un poco del paso. Lograr que los escalofríos en la espalda cesen. Evitar comentar sobre anécdotas en común, creyendo que si no las digo en voz alta no fueron graciosas o siquiera existieron. Que del estado de total pasividad retome las actividades diarias. No caer en ese lugar fácil de que la gente cambia. Intentar ver lo bueno que tenías. Cuando logre quemar todas tus cosas para no tener que, después, llorar las cenizas. Pensar que alguna vez, si leés todo esto y lo entendés, no nos arrepintamos de cómo se fueron diendo las cosas. Caer en la cuenta de que en realidad nunca fuimos amigas.
Es ponerle todas las fichas a la creencia que sin vos voy a estar mejor. En un futuro no muy lejano, en un par de días o algo así.

domingo, 7 de marzo de 2010

der Krieg ist in unseren Köpfen

Las críticas son más fáciles de la boca para afuera. Tratar de solucionar los problemas de los otros es una manera de negarse a uno mismo los propios. Obsersionarse con detalles es perder el panorama y con eso, la mayoría de las veces, la línea. Quedarse en la duda no es sólo no saber elegir, sino no querer elegir. Poner la mejor cara y no hablar las cosas no es más que escaparle a las trabas. Creer que estamos solucionando problemas de base es la primer pista que nos estamos yendo por las ramas para no hacerlo. Elegir una y otra vez las mismas cosas, el mismo patrón, las mismas relaciones es de caballo de carreras. Es querer darse siempre con la misma pared. Es necesitar darse con la misma pared la cantidad de veces hasta que nos despertemos. Algunas veces de un salto otras de una siesta larga. No pedir ayuda. Esperar sentado que las cosas cambien. Creer que cualquier otro tiempo fue mejor. Convencerse de que no hay nada mejor que otra vida.
Es tomar cosas prestadas sabiendo que no se van a devolver. Es tratar de avanzar y dejar una pierna anclada. Es poner excusas baratas para evitar cambios importantes. Es mentir alevosamente. Es esconder los sentimientos. Mostrarse levantado pero sintiendo el peso muerto. Parecer contento y tener un aluvión de tristezas acumulándose. Es estar con alguien y sentirte completamente solo.
Por mucho que la busquemos afuera, la peor de las guerras siempre está en nuestras cabezas.

miércoles, 3 de marzo de 2010

insomnia

Las palabras a la noche me buscan furtivas, irascibles hasta cansarme no paran. Mi mejor yo trata de decírtelo de la mejor maner: busca momentos y encuentra espacios. En blanco, obviamente. Porque por mucho que lo intente, el factor sorpresa siempre está rondando. Imagino qué tal sería de esta manera, de un trago como el ron. Bueno en teoría, pero llevado a la práctica sería un fiasco.¿Y de esta otra? Bueno, si tuviera esas pelotas probablmente no estaría teorizando cómo voy a hacer ahora que todo está jugado. Pero así como las palabras me buscan, me encuentra antes el medio y me paraliza. ¿Qué tal si las cosas no son como yo las veo? Que por mucho que me simpatice la idea es una idea y nada más. Llevada a cabo me inquieta y me deja sin aliento tu posible reacción. No tengo idea qué podrías contestar. Nunca te vi en esa situación y me entra el pánico. Pero mientras más lo analizo, más me convenzo de que ese pánico entra, sale y vive dentro de mí. No es tu respuesta, no es tu reacción, no es lo que puedas llegar a pensar o lo que puedan llegar a decir. No lo digo por nada, pero lo pienso todo el tiempo. Es como que no quiero escuchar tu respuesta porque desde ese momento en más ya no seríamos los mismos. De una manera u otra las cosas se pondrían rocosas. Tendríamos que trabajar demasiado. Y en éste lugar hoy, o ayer en realidad, me sentía cómoda.

sin faltas, no corrijo.

Cuando escribo si no lo hago letra por letra siento que no estoy siendo honesta. Me siento incómoda, sucia, casi infiel. Como caminando con zapatos dos talles más chicos. Siento como se me ahoga el raciocinio en un vaso de agua y se nubla la visión cual pantano. No siento las palabras escribiéndose y me molesta. Más que me molesta: me perturba. Porque tengo una relación dinámica, viva, que respira y casi simbiótica con la lapicera. Si no lo escribo, no existió. Ya pasamos del campo "si no lo digo, no existió". No sabría ubicarlo en un nivel, no sabría decir si es mejor o peor; pero ciertamente son distintas esas premisas. Es una buena coartada de cualquier manera. No es mentir, es omitir. ¡Vos no me preguntaste si pasó e x a c t a m e n t e eso! ¡Y bueno, la próxima tendrás que ser más claro! Pero sí, me pasa esto constantemente. De empezar a escribir algo y terminar hablando de otra cosa completamente diferente. Las ideas más diametralmente distintas se fusionan en un magma de palabras. Ahí es cuando las ideas empiezan a conocerse, se hablan diplomáticamente, difieren en un par de cosas y se van a las manos. Ahí es cuando se complementan, atomizan y se declaran la guerra. Todo en el mismo espacio y en el mismo tiempo. En el mismo volcán y en el mismo segundo.
Calientes como ellas solas, esperando a ebullir a la superficie en cualquier momento y dejar de compartir lugar con todas esas otras que se van a quedar indefinidamente adentro. Porque las otras son aburridas: no saben bailar, no ríen, no se pueden mezclar con otras. Saben que son mejores y no lo dicen en voz alta porque les saldría peyorativo y querdarían como las más soberbias del montón. Pero entre sílaba y sílaba saben que van a ser las primeras en salir porque sienten el calor emergente. Sienten cómo se van llenando de odio con experiencias y de alegría por salir a la superficie. Los monosílabos tienen un pasaje directo al cielo comprado, cuentan con otra suerte. Están contentos y traquilos, sabiendo que falta poco. Y que en el instante menos esperado..¡Zas!-un monosílabo al rescate-
Saben que no las dejaría porque es algo que me surge. Y si bien es repetitivo, es halagador, el proceso de erupción volcánica con el que tengo poco o nada que ver. Es halagador y muy estético poder admirar su autosuficiencia. Eligen y hacen su recorrido solas, mientras yo miro a la pared o contesto el teléfono; ellas están entrando en erupción sin que me de cuenta. Salen, fluyen y me dejan consecuencias
terribles, pero estoy calma porque ya sé que lo peor pasó. Y me acuesto sobre ellas y las sueño un poquito. Me levanto aturdida y las vuelvo a escribir. Durante el café de la mañana dejo un par en la cuchara de azúcar y vuelvo a lo mío sólo por un par de horas mentirosas. En realidad no las dejo tampoco, hago tiempo que es distinto.
No hace falta concentración, sólo el empujón de la última palabra con sus raudas ganas de salir y es un efecto dominó para arriba. Nada de prolijo tiene todo esto, mucho menos de sincronizado o peor aún..organizado. Nada de rima en los versos pares. Nada de simetría excepto la montaña del volcán. Cuestión que las rocas calientes se van apoderando de mí y ahí es cuando la tensión entra en juego. ¡Porque mi mano no puede seguir así de rápido a las palabras! Y se tensiona y la pasa mal. Después le duele un poco pero sabe que al fin y al cabo es una ayuda a largo plazo para sí misma. Asi que se auto da una palmadita de felicitaciones. Se hace sonar los nudillos y la muñeca y sólo espera que mañana no erupcione el volcán justo después de hacerse las uñas.
A la vez que es un volcán, es un montón de cosas. Es un espectante lienzo en blanco, esperando por su espectador. Es lo genial de poder cambiar de personajes, de momentos, de historias, alienarlas, cambiar de voz y que pareciese que no son mías. O hacer mías las que originalmente no fueron. No poder percibir bien cuándo se desdobla la realidad, se desdibuja tu contorno y con eso mi silueta. Es adrenalina en un grito. Es mirar para atrás, es combinar colores, es articular fracciones, es hacer malabares, es preparar cosas nuevas, es sentir y expresarlo. Es..por mucho que lo describa todo eso que no se puede ilustrar.