Y es esa sensación a ciudad polvorienta, calurosa, sofocante. De esas ciudades que sólo dan para dormir la siesta. Soporosas, largas tardes, charlas enteras a la luz de las estrellas. Años luz en el reflejo de la luna en el agua. Vigilia y ensueño. De esas ciudades que pocas veces se olvidan. Que aunque se trate; no se puede. Tibias, tranquilas, calladas. Equilibrio, propias. Mías y de todo lo que supo ser mío alguna vez. Compartiéndola, con todos aquellos que supieron ser míos. Y un recreo, un largo y equilibrado recreo. De todo y de todos, los míos y los nuestros (ni hablar de los tuyos)
Se me hace complicado pensar sin ruido, sin molestias atrás. Sin otros pensamientos paralelos que vayan y vuelvan. Van a la esquina, toman un colectivo y vuelven caminando al ratito. Con facturas en la mano para convidar. Lo que en realidad no son más que otros pensamientos que vienen a interferir. Son como meteoritos. Increíbles, inalcanzables, rapidísimos, furiosos, inquietos, rojos. De vez en cuando mis pensamientos se prenden fuego. Y ahí sí que se me hace imposible pensar sin ruido.
Por un momento desearía que dejasen de existir, pero..¿quién soy yo sin mis meteoritos? Y una pregunta que me asusta más que esa: ¿quién soy yo EN mis meteoritos?
¿Cómo soy? ¿Cómo debería ser? ¿Qué debería ser? ¿Meteoritos?¿Una noche?¿Tranquila?
No lo sé, y tampoco estoy pronta para averiguarlo.
No lo quiero descubrir porque después de eso.. ¿qué? Ya está, c'est fini..Y el conocerme y encontrarme debería ser una búsqueda implacable pero totalmente utópica (y creo que ya lo es)
Un poco rara, intranquila, anormal, obsesiva.
Un poco yo y un poco mis meteoritos.
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