viernes, 17 de junio de 2011

Ensayo

Te quiero acá, allá, arriba y abajo. Te quiero por debajo y más cerca, te quiero en muchos planos y te podría querer en más de un universo. Te quiero porque me dejás quererte hasta que se me agota el quiero. Te quiero básicamente porque puedo y debo admitir que sos muy dócil para dejarte querer. No presentás ninguna queja y no oponés ninguna resistencia a la hora de que te quiera. El cuento es corto y ya de por sí querible; de alguna manera u otra lo querés tener. Quererte ya no pasa por si es incondicional o no, eterno o fugaz. Pasa porque te quiero de una a tres los domingos, pasa cuando me atraganto para no gritarte. Te quiero cuando se juntan tus pestañas que parecen muchas y están siempre abiertas para escucharme aunque no diga nada. Te quiero en mis miedos y en mis telarañas de sueño. Te quiero esperando al colectivo y cuando no lo querés esperar, todavía más. Te quiero, por si no lo entendés, hasta en la cotidianidad máxima que -creo yo- es la comida entre los dientes. Te quiero en un balcón, en una silla o en un sillón, te quiero en mi cama. Te quiero todo el tiempo. Te quiero profundo. Te quiero hasta cuando cocinás puré.
Te quiero con música de fondo, te quiero charlando, te quiero inclusive cuando me ponés mute -y eso, se lo permito a muy pocos-. Te quiero ver parado, te quiero mejor cuando te bajás un poco. Te quiero anulado, te quiero colgado de una liana.
Te quiero muy al principio idealizado, te quiero en concreto. Te quiero cuando me llamás y si se puede arreglar. Te quiero a la distancia. Quiero que estés bien todo el tiempo, a pesar de que muchas veces yo no lo esté. Te quiero con todas tus salidas y tus finales. El te quiero hasta me duele. Te quiero no sólo en las buenas sino que me doy cuenta que te quiero muy a pesar de tus malas. Te quiero cuando en realidad debería querer matarte, creo que ahí quiero llegar. Te quiero enfermiza y esquizoideamente, te quiero de mil maneras distintas en un mismo día. Querer es, en general, algo sano. O se supone que así tendría que ser. Pero yo te quiero distinto. Te quiero raro. Te quiero extrañado, te quiero cuando me extrañás. Te quiero aunque sólo me lo reafirmes cuando estás al borde. Te quiero de pijama y de musgo. Te quiero con olor a perro, te quiero cuando me olfateás. Te quiero autoritario o pacífico.
Te quiero borracho y cariñoso. Te quiero hasta sucio, la idea es limpiarnos juntos.
Te quiero puede significar muchas cosas, en mi caso vos.
Te quiero o te quiero, porque la mayoría de las veces no me dejás otra opción.

2 comentarios:

Desatalibros dijo...

me siento profundamente identificada con esto.

fragilequilibrio dijo...

yo tambien