lunes, 3 de mayo de 2010

A mí personalmente, me gusta la parte en que te hacés añicos contra el suelo y desaparecés. Cuando ya no sepa decir si eso que se estrelló fue una noche o una playa. Cuando los pedazos son tan chiquitos que hacen irreconocible la imagen completa. Cuado es más facil tirarlo que arreglarlo. Cuando ya no pueda ver ni mi pelo reflejado en ninguna de las partecitas. Cuando las espinillas sean tan chiquitas que no me duelan al pisar. Cuando al haberlo dejado ahí durante días no permita la regeneración espontánea. Cuando te esfumes tal como apareciste. Cuando pueda por fin levantarme un poco y no mirar para abajo con miedo o buscando un parámetro. Cuando pueda erguirme y ver en la pared tu cuadro todavía intacto y que ya no me duela cada vez que se cae.

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