domingo, 28 de febrero de 2010

sí pero no

Si fuera por la cantidad de cosas que me molestan de vos, no me deberías gustar. Para nada. De hecho te debería odiar como los siempre mal cagados verduleros de Arlt o como un asmático odiaría con toda su ira a la ciudad eternamente llena de polvo de Macondo. O como personalmente odio el frío de Chéjov. Te debería odiar cuando hacés esa cosa con la boca cuando comés que todavía no entiendo. Te debería odiar por tu constante jaqueca. Te debería odiar por tu falta de constancia. Te debería odiar cuando me pedís comida. Te debería odiar porque me hacés regalos caros en forma de chantaje. Te debería odiar porque no usás manteca de cacao. Te debería odiar cuando ya elegiste la película. Te debería odiar por lo empalagoso que te ponés. Te debería odiar cuando te vas por las ramas. Te debería odiar porque sos demasiado directo. Te debería odiar cuando te ponés machista. Te debería odiar porque escuchás la mitad de lo que te digo con suerte cuando tenés sueño. Te debería odiar cuando te ponés pesado. Te debería odiar cuando no te importa. Te debería odiar cuando me discutís pelotudeces. Te debería odiar cuando no discutis con altura por pelotudeces. Te debería odiar cuando confesás tu amor por una rubia. Te debería odiar cuando decís guarradas. Te debería odiar por mandarme mensajes después de mil años. Te debería odiar por ese acto reflejo que tenés por cuidarme. Te debería odiar por todas las veces que me dijiste "me olvidé qué te estaba diciendo B". Te debería odiar por la cantidad de cosas que me debés. Te debería odiar porque me hacés amoldarme. Te debería odiar porque cocinás mucho mejor que yo. Te debería odiar porque me hacés pensar en otras coas. Te debería odiar porque me pongo ociosa con vos. Te debería odiar cuando me profesás amor eterno. Te debería odiar por esa ropa que usás. Te debería odiar por la manera en que hablás. Te debería odiar por la manera en que juzgás. Te debería odiar cuando oficiás de hermano mayor sin autorización. Te debería odiar cuando pagás todo vos. Te debería odiar cuando me hacés conocer a tus amigos y me presentás como un trofeo. Te debería odiar por tus hábitos monótonos. Te debería odiar porque te desaparecés de la faz de la tierra por eras. Te debería odiar por ser tan soberbio. Te debería odiar porque nunca lo hablamos. Te deberia odiar cuando me estrujás los cachetes. Te debería odiar porque la manera en que me mirás me intimida. Te debería odiar porque me hago chiquita al rededor tuyo. Te debería odiar porque vos al lado ahuyentas cualquier tipo de hasta pedida de cigarrillo. Te debería odiar porque si no estás al lado y quiero que los ahuyentes no puedo sola. Te debería odiar en sí porque no puedo sola. Te debería odiar cuando tenemos las mismas ideas. Te debería odiar cuando no me llamás. Te debería odiar porque estando con otros se nota la diferencia.
Te debería odiar.
Te voy a odiar.
Te odio.
Pero la verdad, no puedo.

martes, 23 de febrero de 2010

G

Qué suerte que no me pediste perdón
qué suerte que no fuiste ese día
qué suerte que secándote las lágrimas habrías mi herida
qué suerte que pasó.

Qué suerte que dolió
qué suerte que no te diste ni cuenta
qué suerte la mía
que suerte que no te vi más.

Qué suerte que lo intentaste
qué suerte que seguiste
qué suerte que crecimos
qué suerte que reíste.

Qué suerte que te animaste
qué suerte que fue así de rápido
qué suerte que pasaste
qué suerte que no te quedaste.

qué suerte..qué bien, qué suerte!

no pero sí

Y no, no necesito que me muestres el camino y mucho menos pedirte perdón por eso. No necesito tu sweater, no necesito que me corras la silla, no necesito que pongas cara de aflijido cuando te cuento ciertas cosas, no necesito que me pelees cuando te estoy pidiendo que me escuches, no necesito tener que hacerme una idea (ni mucho menos tú idea), no necesito que me integres, no necesito tu indignación, no necesito tu mirada cómplice, no necesito que te compadezcas, no necesito que agravies, no necesito que te dividas y compartas, no necesito a toda tu gente, no necesito tus peleas semanales, no necesito comentarle al mundo tus nimiedades, no necesito tener conversaciones por vos, no necesito que seas tan omnipresente, no necesito tener que ser tan indirecta (pero lo soy), no necesito tu mimo convalenciente, no necesito tu enfermedad crónica, no necesito del timing, no necesito que creas que sabés lo que digo, no necesito que pienses lo que siento, no necesito perderme en otros (pero lo hago), no necesito que hables de mí, no necesito ni siquiera que hables conmigo, no necesito que te cause gracia, no necesito que seas tan putamente solemne, no necesito de tu orgullo, no necesito de tu bondad, no necesito darte nada, no necesito abrirme, no necesito estar tan expuesta (pero lo estoy), no necesito que estés tan cerrado, no necesito que te importe, no necesito que me cuentes, no necesito que aparentes, no necesito que aparezcas, no necesito que calles, no necesito que me lo digas, no necesito que lo sientas, no necesito que te disculpes, no necesito que te acuerdes, no necesito que tengas que hacer memoria, no necesito que me preguntes, no necesito que sea retórica, no necesito tu poca visión, no necesito tus fallidos, no necesito analizar tus cosas, no necesito de tu empujón, no necesito que me mandes, no necesito que me digas quién soy, no necesito que vuelvas, no necesito que me cuentes, no necesito me que entiendas, no necesito que te ofendas, no necesito que te acerques, no necesito de tus confidencias, no necesito de tus heridas, no necesito tus balas, no necesito tus escritos, no necesito tus lugares, no necesito pasar y acordarme, ni siquiera necesito odiarte.
No necesito que me necesites. No te necesito hace bastante pero a veces te quiero.

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¡Pero que no caramba! Me niego iracunda ante la mera sospecha de estar cediendo, me ofusco como pocas si la rutina amenazante toca la puerta de mi cuarto, me encierro en mí misma si es lo que hay que hacer con tal de no dejarla pasar, me niego ahora y trecientas sesenta y cinco veces más a conformarme, me molesta ya el hecho de pensar que podría hacerlo, no me siento a esperar que pase, no te espero, ya ni siquiera te escucho, me ofende verme como una de esas que criticamos, me imagino de gris y brotan de mi boca barbaridades, nos veo de blanco y me siento una hipócrita, te quiero arcoiris siempre cambiante, nos necesito mariposa que ve todo por primera vez en un día, quiero los mil y dos días, espero todas las lunas, me gustan sólo algunas flores, me enferma al punto de caer en cama que no me conozcas todavía, me pone nerviosa como los fideos que se pegan a la olla que no me entiendas, peleo esta y todas las batallas y no te voy a dejar pasar hasta estar segura de que vos tampoco lo hagas..

Me da escalofríos pensar en el día en que ceda mi tiempo al paso.

domingo, 21 de febrero de 2010

distancia-tiempo-relaciones

El tiempo: ¿es un factor importante a la hora de decidir si nos gusta o ya nos dejó de gustar alguien? ¿Dónde se traza la línea que delimita la diferencia entre “me encanta” y ya “no me llama tanto”? ¿Qué pasa en el medio como para poder decir con un dejo de angustia “me aburrí”?
La distancia: ¿es un factor decisivo cuando nos gusta alguien? ¿Puede uno prestarse concientemente a tratar de acortarlas sabiendo que siempre va a estar? ¿Dónde se pone el “parate” si te das cuenta de que lo que estás haciendo es bastante enfermizo? ¿Cuándo nos hace el clic en la cabeza y sabemos que hay ciertas distancias que están hechas para no ser recorridas?
Y la distancia que pasa a través del tiempo: ¿nos cambia como personas? ¿Define nuestras relaciones? ¿Dónde uno tiene que pisar firme y aceptar que, a veces, alejarse es lo mejor?
Si hay una relación directa entre tiempo y distancia que termina siendo la velocidad: ¿hay alguna manera de saber dónde va toda esa energía que uno le pone, toda la esperanza que le imprime o una ecuación para determinar cuándo se terminó? ¿Hay alguna relación entre lo que uno quiere y lo que uno puede? ¿Existe una forma de averiguar cómo es que pasa todo esto y nosotros ni enterados?

miércoles, 17 de febrero de 2010

?

Te invitaría a un viaje largo, perdidos en nuestras miradas y haciendo el camino con nuestros besos. Te diría que te quedes así celebramos, no sé exactamente qué pero supongo que todas las ocasiones que nos perdimos de celebrar. Te comentaría lo bien que se te ve con el sol de la mañana y lo mucho que te sientan los trajes en la noche. Te diría que me salvaste es poco. Te comería con mermelada para el desayuno y dejaría algo de vos para el almuerzo. Te leería todos los fragmentos de los cuentos que me gustan antes de ir a dormir. Te hablaría horas y horas de lo mucho que me hacés reir si no se lo tomasen tan a pecho, pero la realidad es que me sonrío con sólo pensarte. Te acompañaría hasta el fin del mundo si lo necesitás, total solo me pierdo cuando no estoy con vos. Creería en Alá, en Heidegger o en Bolt si así me lo dijeses. No tendría problemas en confrontar los cimientos fundamentalistas y ortodoxos donde me paro día a día, si eso hace que te quedes un rato más. Te seguiría corrigiendo y esperaría que vos hicieras lo mismo. Indagaría sobre dónde venís y dónde querés ir hasta que asocies tu pasado inmediato conmigo y asegurarme que estamos yendo juntos. Te daría infinitos besos y abrazos, porque cansarme de eso..nunca. Te presentaría con todos mis amigos y conocdios, por la mera envidia nada más. Me estrellaría con todos tus jércitos de yoes. Me pelearía de por vida con la gente que quiero si tratasen de llevarte la contra. Daría mi libertad entera por verte realmente contento. Compensaría todo el mal que te hicieron. Me encargaría de asegurarte de todo. Y sos de las pocas personas que no me alegraría ver más felices sin mí.
Es una lista interminable de condicionales pero a la práctica no llevo nada, porque todavía no sé qué pensás.

Volver

Hay días en los que no estoy extremadamente lúcida. Mejor dicho, días en los cuales ni siquiera estoy despierta. Momentos que aunque lo intente no puedo hacer lamabraes con las palabras y sus signficados. Semanas que soy la inactividad en persona, desmembrando situaciones pasadas, matando neuronas y tiempo al mismo ritmo. Capitalizando; ordeno y jerarquizo las tareas en mi mente una y otra y otra vez. Me lo repito a mí misma como si alguien fuese a escucharlo y venir a rescatarme. Días en los que me pierdo en los más recónditos detalles de las cosas, como si tuviera algo de gracia. Después de un rato vuelvo y ya me tengo que bajar. Me gusta llamarlos "de paz", esos días que invento cualquier cosa con tal de no salir. Esas semanas enteras que no tomo llamadas, que no quiero hacer nada más que fumar y tomar mucha coca normal. Pero de paz tienen poco y nada, partículas de paz se diluyen a mi al rededor; pero por dentro es una guerra. Y paso las horas, asesinándolas; sin mucho más. Creyendo que apenas es temporaria esta neurosis callada. Que se me pasa como veo que se viene pasando el tiempo. Sabiendo que en algún momento voy a volver en mí. Y es ahí cuando me recompongo y vuelvo a mi rutina diaria de sonrisas cálidas, salidas graciosas y numeritos de payaso.