miércoles, 27 de enero de 2010

corto

Después por suerte llega. En cualquiera de sus formas. Pasa a saludar, me da un beso y se va. Es que tenía que encontrarse con alguien a la vuelta. Promete volver y yo lo espero por un rato. Pero ya después me impaciento y sigo con lo mío. Vuelve y no me encuentra, pero deja una nota en el mostrador. Una nota con fecha, hora y lugar; cita a la cual nunca llego porque me perdí el memo. Entonces vuelve, totalmente despechado porque lo dejé plantado. Que es una falta de respeto, que esto y que lo otro. Pero yo en ese mometno no me puedo hacer cargo. Lo lamento, pero tengo que seguir con las cosas que empecé cuando te fuiste a hacer quién sabe qué cosas. Me trata de explicar que no son "cosas", que es un poco más complejo, pero saturada de excusas baratas y entregas a las que tengo que llegar: le doy la espalda. Pero por como quince minutos nada más, porque después me acuerdo que está ahí, esperando, con la cabeza gacha porque sabe que se mandó una cagada. Y es entonces cuando vuelvo (en mí y en sí, menos en lo posible porque sino, no llego) y trato de hacer las paces porque al fin y al cabo..¿¡qué manera es esta de tratar al Amor?!

emergency door

Hay veces que ya ni me acuerdo los detalles de la casa o dónde se encontraban las cosas. Hay otras que de o único que me puedo acordar es de las fotos que ahí quedaron pegadas, del marco donde nos medíamos. De los ruidos, de los olores, algunas veces de los vecinos. De las llamadas por teléfono de chicas (y luego, las cuentas), de las juntadas un poco de más grandes, de las escabullidas por la famosa puerta de atrás, de las veces que el cuarto oscuro me sirvió de diván y viceversa. De lo acostumbrada que estaba, supongo, que me acuerdo la mayoría de las veces. Lo poco que disfruto los cambios y lo mucho que me los trago (como si hubiera otra cosa para hacer; no me creo una darwinista nata pero qué es hombre sino adaptación: a las costumbres, al clima, a los cambios bruscos, a las amistades, a las relaciones, a los lugares, a las comidas, a los trabajos, a los grupos, a las modas, a los pensamientos). Eso fue un paréntesis sacado de la galera y muy largo.
Pero hay otras veces, unas menos, en la que sueño y después me olvido si estaba o no. y poco a poco me voy olivdando de su cara y de sus gestos. Pero en otrs momentos vuelve todo a mí. Y me desborda. Me acorrala; al lado de una cornisa y me deja ahí a mi suerte por un rato. A todo esto por suerte ya dejé de verte en caras en la calle, ya no tengo que pasar cerca de donde vivías. Ya aprendí a caminar un poco más erguida y sigo sin contarle a nadie de tu historia. Pero bien, porque al momento que lo haga vuelvo al puto precipio del cual me encargo de sacudírmmelo de encima para saltar a la próxima nimiedad urgente que necesita ser atendida o al hábito enfermo de la turina sin ser pensada. ¿Y qué es eso sino adaptarse? Adaptarse al paso del tiempo, a las nuevas caras, a las viejas anécdotas, a eso en lo que no queremos convertinos pero vamor a terminar siendo, a los lugares, a las mudanzas, a la disposición de las cosas, a las melodías, a los olores, a las dinámicas, a lo que tenemos, a trabajar con lo que hay, a generar vínculos, a perder cosas, a ceder espacios, alos distintos tonos, a las luces.
Pero creo que de todo esto lo que más me molesta es, en el día a día, tener que adaptarme a tu ausencia.

10

Pero qué bien se siente estar sola. No sé si lo dije antes, probablmente sí. Sin presiones, sin riendas, sin mucho en lo que pensar y nada que reprochar. Sin nadie a quien seguir y mucho menos ser perseguida por. Con ganas de poder gritarlo y de pasarla bien. Con alas en los pies, con ganas de más. Con un torbellino de cosas para hacer y ver. Para atiborrarme de planes (y de una vez por todas concretalos) Para disfrutar de los amigos. Para jugar lento y sacarle el jugo. Para poder salirse de la manada un rato y sentir verdaderamente. Para mirar hacia arriba y solo disfrutar del paisaje. Para descubrir lugares y personas. Para saborear con los párpados cerrados. Para empezar a escribir de donde se me cante en la hoja. Para reafirmarme a mí y a mis gustos una y diez mil veces. Para estar con la gente que adoro en la escarcha. Para tener un momento. Para correr descalzos. Para decir lo que sentimos sin tapujos y dejar la edición para otro día. Para viajar ligeros y parar en cada estación que nos llame. Para dejarnos ir en cualquier pueblo y volver en un café como si nunca hubiera pasado nada. Para querer con laabios, con ganas. Para dejar la imagen que queremos dejar. Para dejar de ser una más del montón para ese alguien. Para entender que estar implica mucho más. Para descifrar momentos y encontrar casualidades. Para definirse en algo y cambiar las veces que se quiera. Para demorar cuando sea necesario. Para marcar libros. Para escribir fin en cualquier parte. Para comentar y no dejar de hacerlo nunca. Para no ser pasivo. Para no dejarse ni llevar ni estar. Para ahorra en palabras y para elegir las batallas. Para ganar confianza. Para respirar. Todo un año de suspiros espero, por menos..no voy.

ma petit mort

Y el fin fue tan corto como drástico. Fatal e inminente. Tan predecible como tajante. Tanta viva memoria para nada; para un real balbucear de cosas inconexas. Para un descarte de hipótesis, tan imponente que por momentos austaba. Tan diminuto en escala que las nimiedades de las que se hablaron daban pena. Tan isnoportablemente inútil soy a su alrededor. Grosero hasta más no poder el modo. Nublada la vista y el razonamiento en un momento de implosión. En minutos decisivos. Aunque todos sabemos que nada es así de terminante en la vida excepto la muerte.
Adiós Se. Jm, que le vaya muy bien.

66

Pero qué lindo viajar en ruta, con la arena en la sangre todavía, con el gusto a adrenalina que queda de lo pasado. con tierra a ambos costados. cuando no importa el cansancio, qué lindo viajar en ruta! cuando se tiene de vidente a la luna y uno se alegra de que el sol tarde en llegar. cuando se dejanar atrás no sólo kilómetros sino mareos y mareas; y gustos y disgustos; idas y vueltas. cuando se explica porqué somos comos somos y qué queremos: cuando sin saber muy bien a dónde nos lleva la ruta la tomamos, igual y de buen modo..

Mounstrillo. Miau!

Sí. Un poco hecléctica, un poco conchuda, un poco criticona demás. Un poco creída, una ilusa digna de película rosa, una retardada épica. Que habla demás cuando no debe, que calla cuando debería escupir. Que deja pasar varias cosas, que no le gusta la salsa golf. Que tiene días de lo peor. Que puede llegar a tener nada de tacto y todo de rapidez. Que puede llegar a ser lo más histérico sobre la faz de la tierra. Que no soporta la gente soberbia como ella. Que tiene problemas con casi todas las cosas que no son proporcionadas o directamente simétricas. Que guarda papeles con poco o ningún significado "por si las dudas". Que pierde plata como si la cagara. Que puede volverse muy indecisa, que puede estar muy ansiosa, que puede no entender muchas cosas. Que tiene más de un fetiche. Poseedora de una negación importante. Innata enferma de los olores. Amiga íntima de la cosmeátra y depiladora. Con una valija grande a cuestas. Con copiosas ideas, nunca llevadas a cabo en su gran mayoría. Considerada una buena lectora. Enamorada de la música. Comedora oficial de uñas. Una puteadora compulsiva. Una enferma psiquiátrica en remisión. Coqueta demás en ciertas ocasiones que no lo ameritan. Con una filosofía bastante cosmo y superficial de las reuniones. Con dos o tres problemitas encima para arreglar. Con un auto averiado en el garage. Con ganas de hacer algo, pero motivación para hacer la nada gana. Con dietas ficticias que duran dos semanas como mucho. Que si le hace ruido la panza no entiende que no es normal. Que si lo único que hace es dormir en semanas, no se da cuenta que no es moneda corriente en la vida de los otros. Que cuando suena el teléfono atiende una de cada 16 veces (contadas) porque le da paja atender. Obsesa total de los números pares, (mal) tratada por su memoria fotográfica.
Pero bueno..¿quién no querría a alguien así?
Una sacudida del polvo en los hombros y un poquito de agua oxigenada en las rodillas y está como nueva.

martes, 12 de enero de 2010

punto débil

Siempre se vuelve, se quiera o no, se busque o no; pero en la mayoría de las veces lo buscamos y buscamos hasta que lo encontramos. Después queda esa sensación de no saber si hiciste bien las cosas y tu pelo en el taxi está hecho un desastre. Pero nada le gana a la satisfacción de saber que está todo bien, que no quedaron remordimientos en lo más mínimo y aunque la hayas cagado a cinco tiempos ayer a la noche, estás (muy) lejos de sentirte mal. Vivís diciendo que es por el "cierre", que en reliada es la última vez, que la anterior vos estabas en cualquiera, él de novio o que él estaba en pedo y vos susceptible. La pasaste para el orto después de esa fiesta paupérrima y tus amigas a las 7 de la mñana te bancaron al teléfono porque no podías parar de llorar; ni en el bondi ni en el ascensor, ni en tu cama ni no comiendo. Y ahora está como todo puesto de nuevo en su lugar, las fichas por jugar, otras cartas por tirar. Y aunque no sean las mismas de antes, ni se le parezcan; estás contenta. Porque significa que dentro de todo sí se pudo y que en algún momento del partido, después de dos años terminaste de escribir sobre él, porque el primero debe ser el que más duele. Porque ver el camino que recorrieron en su momento juntos y después separados está bueno, fue un largo camino. Poder estar con la otra persona de maneras en las que no estás con nadie. Sentirte así de cómoda como para poder relajar y disfrutar. Y que todo quede en puntos suspensivos porque al fin y al cabo son lo que son para el otro.
Sacatelo de donde sea que lo tengas que sacar, pero hacelo. Perdón, en serio, porque después me di cuenta lo mucho que te lastimé; gracias por todo lo que me diste. Y no importa las veces que yo lo crea necesario y vos lo creas inoportuno, que yo lo vea como un amigo y vos como un histeriqueo; siempre se vuelve a lo mismo: al punto débil.

lunes, 11 de enero de 2010

(stick to it)

And when the picures of little kids naked stop astonishing you. And you don't care anymore wheter you are actually using or not the right terminology or if you had to turn right because you are there just for the ride, for the high, for the fun, for the time you used to spent together, for those moments of brilliant static, for the esctacy in his look, for the gaze that you know he is giving you although you are not looking his way, for your sigh every time he calls your name, for the thrill you get when you answer the phone, for the rush when you're expecting a kis from h i m, for the not-thinked-fully-thru situations, for the jelousy fighting (or for the fights of jelous), for the "you don't have to talk now" moments too, for the unpredictability and the lack of foot steps, for the chills you've got any time he had a secret to share, for the uncertainty of the loops in our relatioshit, for the well-being of your sanity, for the happiness in his eyes, for the sorrow of what may have happened, for the eternal questioning, for the belitteling just to make you secure, for the constante battle of laughs (and cries), for the been-stucked-in-an-elevator kinda sensation, for the feeling you bouth held towards the other, for the untravelled path, for the road you both wish you'll share, for the rush of not knowing what may come or what it's left, for the loneliness of that inner child, for the innocence that hasn't been lost (yet), for being assured in your own fears, for leaving unsaid loads of things, for looking thru that glass and not reflect yourself but what he wants you to be, for all those things you yet have to see, feel and touch; for the dusk in his eyes, for the times you have ahead, for the *whatever are* worth your memories, for the never-ending fairytales and stories running naked in your head, for the conscious spying, for the thought unwritten and the words unspoken, for the idealization of you and him together (especially of him, alone, that one scared you the most), for the standing-bye and floatin for a second in the aire every time you said goodbye, for the warm wind of his breath and for the lightness in the air between you, for the wonder of your dynamic, for the miracle of having found somebody to go to, to cry to, to run with, to scare, to heal and ultimately, break.
For the sake and the only sake of being around him.
For the hope you still have in you heart..

(non) sacred-blasphemy

And you wanted to quit and then I spit at you.
When I wanted to cry, you laughed.
And even though you wanted to go for the long run, you found yourself short of breath half-way there.
And though I must admit my fair share of the deal was not to love you, but no to leave you.
And the deal broke just as you got off the train.
Leaving me there as if you did not care, as you have never cared.
Leaving me to wait for the next station to jump off.
To start again, to get down from my cloud and expect for the best..
next time I give away my heart.

Retirada imperialista.

Es que si me lo pongo a pesar más de cinco minutos, no resiste el menor análisis, no tiene el menor de los sentidos y para ser sinceros me canso de esperar muy rápido. Entonces..¿qué hacer entonces? El entonces que es nada ahora y probablemente lo siga siendo dentro de dos meses. El entonces que te pesa cuando pensás qué carajo estoy pensando. El entonces que te clava un puñal por la espalda cuando te encontrás recelosa. El entonces que te pisa los talones a cada paso y te recuerda porqué. Porqué te hacía reir, porqué besaba tan bien, porqué tenés que escribir todo en pasado. El porqué a mí, también, digo..ya que estamos, ¿porqué no? El saber que dejar todas esas oportunidades colgando no son una ventana abierta, sino una puerta directamente blindada. El pasarte leyendo y leyendo sobre el tema como si no tuvieses nada para hacer.Analizando y analizando una por una las partes con tus amigas como si no tuviesen nada mejor que hacer. Volviendo repetitivo y monótono un tema que no tiene ninguna de esas dos notas. ¿Y ropa para qué? ¿sábanas con qué fin? Se siente en el aire, se corta con las miradas y se roza con su dedo en mi espalda. Y sí, como todo, termina. Pero no justo donde yo creía que iba a terminar o donde todos pensaban que iba a terminar. No, repentinamente, de un día para otro, se termina; y hay un punto de no retorno. Es como una calle sin salida pero más tragicómica la situación. Haberte puesto ahí arriba, casi bíblico mi amor por vos (pero qué patético por Dios!) La apoteosis le sienta bien sólo a los héroes, ya debería saberlo para este momento.
¿Y maquillaje para qué? Si total al otro día se va a ver bastante diferente. Maquillaje social, igual que mi adicción al cigarrillo. Punto, nada más y nada menos que eso; una necesidad de consumir más, lo que sea, pero todo el tiempo. Y recordar viejos momentos, y tener momentos en común. No es más que evidencias claras de un sátiro destino cruel que se nos caga de risa en la cara. O se me viene cagando en mí hace rato.
Entonces te das cuenta que por ahí todo lo viste en tu cabeza, una y otra y otra y otra y otra vez hasta el cansancio. Y diste vueltas en la cama una y otra y otra y otra y otra vez hasta que te dormiste.
Saco el pañuelo blanco, firmo la paz por un rato.
Y me preparo para una retirada poco gloriosa, muy fortuita y para nada formal. Como todo lo mio: ida y nada más.
Para volver a tierra firme en algún momento, o contar con eso aunque sea, reagupar las tropas y volver a atacar.