Y el fin fue tan corto como drástico. Fatal e inminente. Tan predecible como tajante. Tanta viva memoria para nada; para un real balbucear de cosas inconexas. Para un descarte de hipótesis, tan imponente que por momentos austaba. Tan diminuto en escala que las nimiedades de las que se hablaron daban pena. Tan isnoportablemente inútil soy a su alrededor. Grosero hasta más no poder el modo. Nublada la vista y el razonamiento en un momento de implosión. En minutos decisivos. Aunque todos sabemos que nada es así de terminante en la vida excepto la muerte.
Adiós Se. Jm, que le vaya muy bien.
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