miércoles, 27 de enero de 2010
corto
Después por suerte llega. En cualquiera de sus formas. Pasa a saludar, me da un beso y se va. Es que tenía que encontrarse con alguien a la vuelta. Promete volver y yo lo espero por un rato. Pero ya después me impaciento y sigo con lo mío. Vuelve y no me encuentra, pero deja una nota en el mostrador. Una nota con fecha, hora y lugar; cita a la cual nunca llego porque me perdí el memo. Entonces vuelve, totalmente despechado porque lo dejé plantado. Que es una falta de respeto, que esto y que lo otro. Pero yo en ese mometno no me puedo hacer cargo. Lo lamento, pero tengo que seguir con las cosas que empecé cuando te fuiste a hacer quién sabe qué cosas. Me trata de explicar que no son "cosas", que es un poco más complejo, pero saturada de excusas baratas y entregas a las que tengo que llegar: le doy la espalda. Pero por como quince minutos nada más, porque después me acuerdo que está ahí, esperando, con la cabeza gacha porque sabe que se mandó una cagada. Y es entonces cuando vuelvo (en mí y en sí, menos en lo posible porque sino, no llego) y trato de hacer las paces porque al fin y al cabo..¿¡qué manera es esta de tratar al Amor?!
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