jueves, 15 de noviembre de 2007

Hoy, por ejemplo, es uno de los tantos días que no me sorprendería si nos dejaramos de hablar. Hay ciertas cosas que uno no puede controlar. Tu mente, la mía, subaycen en las profundidades de algo que nunca va a tener explicación. Somos los dos matices de una misma rama. Esa rama, se quebró. No hace mucho, pero sentirlo en el pecho hace que un poco se convierta en un mucho. Y ese mucho se retorcija adentro de mi. Jugás, ya no sé si conmigo o si dentro de mi conmigo. Todo lo hacés tan confuso. Falta poco para el ocaso y ya no sé si hoy, siquiera, nos volveremos a hablar.

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