martes, 13 de julio de 2010

Mi renuncia firmada.

Ya desarrollé toda una técnica muy elaborada y hasta casi te diría de doctorado para que cuando pase por tu casa no me imagine lo qué estás haciendo. O camine más lento como esperando que saques la basura y encontrarte de improvisto. Tiene varias versiones la táctica puramente metafísica que inventé. Una de ellas es cuando atiendo el teléfono y ya no pienso que sos vos; o al menos eso me digo en mi cabeza y alguna que otra vez medio dormida a algún que otro telemarketer. Me cercioro de pasar rápido por las fotos que tenemos juntas así no preguntan "¿y él..quién es?" (porque ya es más bien un "quién fue"). Dejé entrar una cantidad copiosa de spam así quedan bien pero bien abajito tus mails. La que es in-fa-li-ble y sigo al pie de la letra es la de negarte. ¡Uf! Pero QUÉ bien me sale esa. Si me vieras, si me vieras..estarías tan orgulloso de mí! Vos que siempre todo te lo supiste guardar herméticamente, que cada tanto suspirabas un dejo de amor por ahí, un abrazo como un premio consuelo, me regalabas simplemente porque sí una sonrisa o una mirada. Vos que todo lo pudiste en su momento y todo lo sellaste. Estarías orgulloso al ver cuánto involucioné en todo este tiempo, cuánto me rebajé a tu altura. Cuán callada con ciertas cosas puedo llegar a ser a pesar de mi personalidad histriónica. Tan desenvuelta, un grado de madurez excepcional. Y volví a los 15, más o menos tu edad mental actual. Volví a cometerme los mismos errores, sabotear las mismas relaciones, enojarme con los mismos actores y no conté con los diferentes factores. Volví a dejar abiertos cajones con los que me golpeo cada vez que me levanto. Y te juro que es frustrante, llega un punto en el que se vuelve bastante bastante frustrante. Decir "pero puta! yo sé que está ahí adelante, ¿por qué carajos no lo saco directamente del camino o lo esquivo?". Y ahí, de vuelta, estarías muy orgulloso de mí. No sólo que me lo guardo y lo digo en la intimidad de mi oscuro cuarto cuando ya ni la noche toca la puerta. Sino que, además, ahora me presento alternativas. Y pienso y pienso, y no actúo y no actúo. Y dejo pasar las horas, y los días y las vidas y las opciones como tranvías. Te juro, soy una copia calcada tuya. Ahora no sólo me lo guardo, me auto ofrezco alternativas, sino que ENCIMA una de ellas es tratar de olvidarte. ¿No te acordás cuando vos lo intentabas conmigo? Yo sí, y hasta en un punto me daba ternura. Como haciendo fuerza, como queriéndolo en serio con ganas. Puf que desaparezcas, pero no, no funcionaba. Siempre estaba ahí para recordarte que no iba a ser tan fácil.
Y me verías con ojos de padre si supieras el esfuerzo que le estoy poniendo a esto, las ganas y la convicción que tengo para llevar acabo este plan a la perfección.
Igual te agradezco, porque de una manera u otra, me dejaste que te deje. Siendo cobarde, tapando tus cosas, negando las nuestras; a tú manera lograste que te pueda dejar. ¿Y no era lo que más querías? Bueno, acá lo tenés.
No voy a negar lo macabro y cínico de este sistema, pero hasta ahora me viene funcionando.
Espero que sí la encuentres. Muy dentro de mí espero que sí la encuentres. Así el día que la vea te pueda decir todo lo que le falta.

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