Así nomás se fue. Y él se quedó pensando, un poco dubitativo porque no sabía qué hacer al respecto. ¿Ir a buscarla..para qué? ¿Esperar que vuelva..con qué fin? Entonces por un minuto en el tiempo se congeló la imagen y supo que era la última vez que la iba a ver. Se secó las lágrimas y con su paso lento pero firme emprendió la vuelta a su casa. No estaba tan lejos pero ya sentía que la extrañaba. Tenerla cerca era lo único que lo había hecho sentir en casa en mucho tiempo. Saber que probablemente no la iba a ver más le preocupó los primeros..tres días. Después se fue deshaciendo de su imagen, de su olor; se deshizo hasta del regalo que le dejó. Un poco más reflexivo se tornó cuando vio que cabía la posibilidad de visitarla. Y ella lo apuraba, lo apuraba. Se sintió un poco ahogado y desistió. También suponemos que se había cansado o que había encontrado a otra más interesante.
Y pensar que ella se quedo con la espina esos tres días..y otros dos años más.
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